sábado, 17 de agosto de 2019

Silencio y oquedad: Visiones de un paisaje imaginado Pintura de Roberto Carter en De Cerca

Como uno de los artistas mas sensibles y ubicables de la pintura joven costarricense, Roberto Carter, al exponer en Galería De Cerca, 2019, da un salto -no al vacío ni a ciegas-, porque él tiene todo bajo control, pero sí en lo temático, respecto a la pintura anterior, y lo que exhibe con el colectivo De Cerca, ahí mismo en el espacio de Kalú. 

Es más, y como llegué a este lugar en Barrio Escalante a reflexionar, cuestionar, o cerciorarme de los abordajes centrales a las prácticas artísticas más recientes, lo visto permite entablar cierta diferenciación, respecto a lo que se expone en Kalú, colectivo donde él participa, curado por Konstantina Stamatiadis. El denominador o cariz de la “angustia en el arte” es un factor revelador y tendencia, no solo local, sino global. Creo que la fuerte crisis que compunge al mundo, hace mella en las visualizaciones y conceptualizaciones de las manifestaciones creativas actuales.

Roberto Carter. Paisajes, 2019, en Galería De Cerca. Foto LFQ.

Mantengo en la memoria personal aquella pieza “Sin Título”, acrílico sobre tela, 2016, seleccionada por el jurado del Salón Nacional del MAC, 2017, quizás por su fogosidad y enigma. Lo nuevo en su pintura, y me refiero a “Visión desde un paisaje imaginado”, 2019, acrílico sobre lienzo, 210 cm x 210 cm, es una construcción de sentido, de atmósferas y temporalidades, con modulaciones de signos que acrecientan la metáfora del paisajes, y no son solo armazón estructural del cuadro, donde dichos elementos intrincan con el presagio del “leit motiv”. 

En esa oportunidad, hace dos años del Salón MAC, opiné: “Quizás, de las pinturas seleccionadas para el salón ésta pieza posee encanto y provocación, sin presentar mayor desafío que observar dos figuras quizás caricaturescas o desdibujadas con un gesto flotante en una atmósfera tenue, calma, neutra tal vez –y me permito la libertad de evocar la contemplación del tiempo de un Maurice Blanchot en “Tomas el Oscuro”-, como una capa de lo temporal, que al sobreponerse al horizonte de la experiencia vuelve placentera su mínima acción”. (https://www.experimenta.es/blog/luis-fernando-quiros/salon-nacional-de-artes-visuales-del-maccr-2017/)

Roberto Carter. Paisajes, 2019, en Galería De Cerca. Foto LFQ.

Roberto Carter. Paisajes, 2019, en Galería De Cerca. Foto LFQ.

 Paisajes 2019
La provocación se mantiene, con un tratamiento de matices “pastel” de leves contrastes, suaves texturas visuales y recurrencias que levitan en la dimensión del tiempo y espacio neutro; repite aquella percepción de leer a Blanchot, cuando los oleajes costeros revientan en un océano (in)activo, para no estropear ese sentido de “incompletud”. Al margen de esa apariencia de temporalidad variable, y quietud, pero que cambia con el color de los celajes, subvierte la ansiedad, pulsión interior que exige aplomarnos, e indagar, si es el sopor de un sueño en el que nos engullen sus pinturas.

Diría que existe humor, pero también desasosiego, carácter del arte de estos tiempos. Roberto comenta acerca de estas acentuaciones de su estilo:
“Podría decir que en mi caso usar la pintura para representar situaciones extrañas, graciosas, inocentes o ambiguas; que podrían leerse como angustiantes a la vez, haciendo uso de colores pasteles, es una manera de pasar por un filtro de sensibilidad y entendimiento ciertas circunstancias dolorosas o miedos con los que se convive.
Desde mi lugar lo veo como una manera de exponer la dualidad con la que se nos
presentan usualmente las cosas.
Creo que ese filtro de sensibilización que nos trae entendimiento a través de la pintura, nos ayuda a tener más empatía con los otros y sus circunstancias”.

Para este comentario de “Paisajes”, me interesa saber de él y sus respuestas a los cuestionamientos al arte, y a la vida con sus contingencias e incertezas, a lo cual responde:
De mis mayores preocupaciones en la actualidad incluyen cuestiones que he trabajado con la pintura y que conectan con la independencia, libertad, felicidad.
Soy libre, soy feliz, soy pleno. Me permiten preguntarme ¿sí esos esfuerzos me están llevando hacia eso? ¿Estoy en el espacio o en la circunstancia adecuada para esto?” 

Luego de estas respuestas quisiera sumar otras preguntas: ¿Qué otras circunstancias le preocupan a un joven artista en la actualidad, la economía, la violencia social, las prácticas que agreden al planeta?
Al igual que muchos otros-responde Roberto-, el daño ambiental también me preocupa, pero eso no es algo que trate con la pintura, no siento que haga uso de la pintura como una protesta consciente al menos”.

Roberto Carter. Paisajes, 2019, en Galería De Cerca. Foto LFQ.

Roberto Carter. Paisajes, 2019, en Galería De Cerca. Foto LFQ.

Roberto Carter. Paisajes, 2019, en Galería De Cerca. Foto LFQ.

Pregunto, entonces: ¿Qué te propones cuestionar con el arte?
“Mi interés en gran medida con la serie de paisajes es compartir esa conexión espiritual que la Naturaleza nos puede dar. Esa introspección que podemos alcanzar con solo ver las hojas de un árbol mecerse por el viento, o la magnificencia de una piedra, los colores del cielo.
Buscaría apelar a compartir mi sentimiento de armonía que me da la naturaleza. Sería algo muy poderoso que las personas se sensibilizaran ante esto y que conectara con esta conciencia”.

Después de la anterior respuesta, que me parece un real programa estético asumido por él para su forma de arte, pienso que estas construcciones como el caso del cuadro “Visión desde un paisaje imaginado”, es que su pintura se vuelve escenográfica. Transportan a lugares específicos de la geografía del país, donde apreciar un islote que sobresale del horizonte, pero ¿son locus de tu imaginario simbólico o te inspiran algunos lugares en particular?
“Los tres cuadros pequeños de las piedras pequeñas-acota Carter-, se inspiran en una roca específica que hay entre Playa Grande y Ventanas en Guanacaste. Yo vi la piedra y me impactó mucho. Luego me fui a otro lugar y lo único que tenia en la mente era esa monumentalidad lítica, entonces usando un recuerdo visual, relativamente impreciso, pero recordando esa sensación de enormidad, fue que reconstruí la piedra de manera imaginada. Es decir, no la estaba viendo en el momento que pinté; pero si los hice estando en la playa, sintiendo el calor y viendo la luz guanacasteca, solo que sin ver directamente al sujeto de estudio. 
La pintura “Evocación de una piedra”, la pinté dos o tres meses después, en mi taller en San José.

La pintura de mayor tamaño y fondo rojo escarlata, especulo, parece avistar un textil, por ejemplo los que tejen en el Quiché, Guatemala. ¿Existe alguna relación, o te interesa la conexión con la cultura mesoamericana? 
Responde Carter: “Honestamente no lo hice pensando en una cultura indígena en específico, creo que siempre tengo esta utopía de las civilizaciones ancestrales, me invento casi que inconscientemente como un arquetipo, y tiendo a ponerlos como utopías para mí.
Me interesan estados donde uno podría dedicarse a la contemplación y a vivir con la naturaleza, en mayor grado de libertad que la tenida ahora; asocio ese vivir en una civilización primitiva con libertad, con emoción”.


Roberto Carter. Paisajes, 2019, en Galería De Cerca. Foto LFQ.

Ahora, respecto a los títulos reafirman lo que encuentro o veo y sugieren en tanto signo escrito que él traduce en pintura: “Visión desde un paisaje imaginado”; “Piedra verde al atardecer”; “Evocación de una piedra”; “Visión de una piedra al atardecer”, “Visión de una piedra durante el día”, “Paisaje durante el día”. Me empujan a preguntar, ¿por qué ese ensañamiento o contemplación de un sujeto/objeto de tu pintura, materia dura del universo que puede sustentar desde la construcción de una urbe, puente, calzada, o una enorme catedral? ¿Son un altar a la magnificencia de la madre naturaleza?  
Carter: “Por eso estas pinturas se llaman visiones de un paisaje imaginado. Intento hacer los títulos muy descriptivos. Me gusta que sean evidentes”.

Esa sensación de vacío, zozobra -y con esto cierro el presente comentario-entrevista a Roberto Carter-, subvierten la calma de esa salita donde se aprecian sus “Paisajes”. Quizás por el referido contraste, además de las piezas expuestas con el colectivo De Cerca, me inquietan, y quise de inmediato conectarme con el pensamiento crítico de este joven pintor. Afirmo que hay un arte inteligente, sensibilísimo, que proviene de una contemplación minimalizadora del entorno, visto, sentido, añorado, pero también angustiante, como la vida misma. Quizás, de alguna manera entronca o genera un puente con “Lapsus Sinister. La angustia en la colección del MAC”, curada por Byron González, paralela a esta propuesta, visiones de un paisaje imaginado.

2 comentarios:

  1. Buenas tardes Emilia, la galería se ubica en Barrio Escalante, 50 metros este del Parque Francia, Calle 31, Ave 5, dentro de las instalaciones del Restaurante Kalu.

    ResponderEliminar