sábado, 22 de abril de 2017

MUSEOS en COSTA RICA Problemáticas del Siglo XXI: Capitalcentrismo y Exclusión Cultural

Aunque los museos en la actualidad tienen una importante visitación, y son ventanas muy importantes para el arte nacional y la cultura costarricense, necesarias, en tanto abren la oferta de la producción y prácticas creativas hacia las miradas exteriores que buscan estar al tanto de lo que se crea en el país, pero a la vez nos permiten a los nacionales mirarnos a nosotros mismos y reconocernos en lo que hacemos y por ende somos. Quiero decir que los museos están bien posicionados y desarrollan programas de buen nivel que impactan a la cultura local; sin embargo también se da una aguda actitud “capitalcentrista”, donde todo convoca hacia el centro de la ciudad de San José, y los problemas de desplazamiento de un punto a otro de la ciudad son en suma sensibles, y mucho más si se trata de las provincias, donde se genera –con excepciones-, una opción muchas veces de segunda y hasta de tercera categoría, dándose una fuerte exclusión cultural, cuando los artistas de las zonas alejadas a la capital no tiene oportunidades de exponer en los “centros”, como tampoco apreciar exposiciones importantes que solo ocurren en la ciudad capital.

Salón Nacional de Artes Visuales 2017, organizado por el Museo de Arte Costarricense. Foto lfq.

El Salón Nacional de Artes Visuales
Tal es el caso del actual Salón Nacional de Artes Visuales organizado por el Museo de Arte Costarricense, un importante acontecimiento cultural que muchos se perderán por el problema del transporte urbano, y los congestionamientos de las vías de llegada al museo. Pienso, y esta es mi propuesta, las autoridades del Museo y el Ministerio de Cultura deberían proponer una circulación fuera de la capital, como lo hizo en setiembre del año 2016 la X Bienal de Arte Centroamericano, la cual pensó en tener un espacio en Puerto Limón, o, por, ejemplo exhibiendo el Salón en el Museo Municipal de Cartago –el cual está bien acondicionado para recibirlo-, o el Museo de San Ramón, o al mismo Museo Juan Santamaría en Alajuela. Soy consciente de que no estamos a tiempo para ejecutar esta estrategia, pero vendrán otros salones y nuevos eventos que puedan fluir para llevar las aguas del arte a más personas coordinando con estos u otros museos.
Museo Municipal de Cartago. Foto cortesía del museo.

Lo que sí siempre estaremos a tiempo es para establecer redes culturales, circulación e inclusividad, sobre todo pensando en poblaciones marginales cuyo acceso a la capital se hace complejo, a los adultos mayores que cada día crecemos en cifras, además de estudiantes escolares, colegiales y universitarios de los recintos regionales, que les es imposible a veces trasladarse hasta la capital.
Edificio del Museo Juan Santamaría de Alajuela. Foto cortesía del museo.


Problemática del transporte actual
Hoy en día, necesitamos medios de transporte colectivo ágiles, como el tren urbano, el metro o algo que se le parezca, pues como expresé, el tiempo actual vale demasiado. Es muy caro para el Estado, para el comercio, para las personas, y para el planeta: se observa en las fachadas de los edificios de estos centros una densa capa de hollín benzínico, en tanto que, por varios minutos, los autos encendidos se detienen en las presas y las muflas no dan tregua. ¿Y, el planeta??Qué estrategias tenemos para recuperar nuestra gran casa y madre de todos? La respuesta es obvia.

Pero además, nos requiere pensar en criterios para descentralizar la rutina de la vida urbana, para que podamos hablar de calidad de vida. En la actualidad no la hay.
En mi caso personal al dedicarme al arte y vivir en un extremo del Valle Central, visitar museos, casi en el mismo epicentro del colapso, es algo complicado y por lo general desisto perdiéndome parte de la oferta cultural. También las instituciones deberían pensar en prácticas descentradas que estimulen el arte en las provincias y no solo en los centros. En las capitales de las provincias y en cantones de grandes capas poblacionales ya existen espacios con posibilidades para albergar propuestas culturales, que requieren de pensamiento y rediseño para adecuarlos correctamente para que ofrezcan oportunidades dignas del arte nacional, a la música, al teatro, la danza, el diseño y otras prácticas artísticas.
Salón de la ACAV ADN CR, pieza de Li Briceño. Foto cortesía del museo.


Nocivas zonas de confort
Pero no solo eso, y esto es muy importante comentarlo: se da una zona de confort, entre museos, artistas, y cierto público amigo a cada museo, y cuando convocan a algún evento, o por la visita de alguna personalidad del arte, esa oportunidad no circula fuera de esa “actitud capitalcentrista”. Otro ejemplo sensible de la problemática son los comunicadores o periodistas culturales, quienes para realizar su trabajo no se salen de dicho ámbito, o “esfera vallecentrada”, como la llama Gabriel Moreno (un estudiante avanzado de arte de la UNA) en un comentario que posteó en mi página de FB al respecto. Lo que sucede fuera de dicho ámbito nadie sabe nada, pues si no fuera por redes sociales, nadie tendría información alguna. Y así como este ejemplo suceden situaciones similares dándose además una fastidiosa actitud de exclusión.


domingo, 9 de abril de 2017

III Salón de ACAV ADN Costa Rica 2017

La inauguración de este evento se realizó el sábado 8 de abril de 2017, en el Museo Municipal de Cartago, y me permitió conocer el trabajo de muchos artistas con quienes no había tenido ningún acercamiento anterior, pero que en tanto producción cultural, me interesa seguir y observar. Ante todo felicito a la Asociación de Artistas Visuales (ACAV), por la realizar con feliz término su “Salón ADN CR 2017” y por la adopción de una temática tan importante en tanto estimula a reflexionar sobre los valores de nuestra nacionalidad e identidad costarricense. En segundo término felicito a todos los artistas miembros quienes presentaron sus obras las cuales acrecientan dichas valorizaciones y permiten cumplir los objetivos de su organización para visibilizar su arte. También felicito al Museo, a don Frank Quesada su director y al equipo por el montaje tan esmerado, profesionalidad de detalles y producción de la muestra. En tercer instancia felicito a los miembros distinguidos con los siguientes premios y menciones de honor.

“Sin título” ensamblaje de Marianela Salgado. Foto cortesía de ACAV.


“Sin título” ensamblaje de Marianela Salgado. Es otra una de las menciones de honor, propuesta que ancla en la evocación-reflexión de la memoria histórica del costarricense, sumida en el fenómeno cultural y social, cuando nos catapulta hacia un tiempo y espacio en el cual rememorar las experiencias escolares y colegiales, cuando los maestros de música nos enseñaban esas canciones e himnos que aparecen en el librito “Lo que Canta Costa Rica” al lado de dos arbolitos de alambre; interpreta nuestra nacionalidad y aquellas raíces que jamás se olvidan.
“Los cayucos”, fotografía de Iris Odio. Foto cortesía de ACAV.

“Los cayucos” de Iris Odio recibe otra de las menciones. La fotógrafa capturó una imagen muy singular de unas pangas o “cayucos” en una laguna o río en el territorio montañoso del Telire, cargándoles además de un sentido de extrañamiento y sensibilidad apropiado por la técnica en blanco / negro y el virado fotográfico. Son evocaciones de lo temporal que parece desdibujarse por las tensiones modernas pero donde lo originario y lo nuestro, como lo es el paisaje, intentan pervivir y no borrarse ante el asfixiante bombardeo de imágenes cliché recibidas por la tv e internet.
“Páginas” de Silvia Monge. Foto cortesía de ACAV.

“Páginas” mosaico de cuadernos cosidos sobre poliéster de Silvia Monge también recibe otra mención. Se trata de un conjunto de decenas de libritos hechos a manos y en miniatura, que se convierten en signos de la memoria de tantas páginas escritas, leídas, asimiladas u olvidadas que intentan atraer nuestra atención hacia esos valores como identidad, tradición, idiosincrasia y centralizar al individuo creativo como potenciador y productor de cultura.

Li Briceño. “Puntadas en el agua-lluvia” instalación. Foto cortesía de la artista.

 “Puntadas en el agua-lluvia” instalación de Li Briceño recibió el Primer Premio. Exhibe una sensible metáfora para la contemplación de la lluvia caer, sobre un conjunto de bordados, lluvia observada en los hilos que cuelgan de la estructura dispuesta en lo alto de la sala, resuelta en los diversos matices de azul -simbolismo que me evoca unas frases del poético “Cuento Azul” de Margherite Yourcenar-, pero sobretodo, ancla en el intimismo femenino en aquella acción cotidiana del bordar. 
Li Briceño. “Puntadas en el agua-lluvia” instalación. Foto cortesía de la artista.

De alguna manera esta pieza “Puntadas en el agua-lluvia” me conecta también el grabado “Dibujo de desbordes” -central en la realización de la recién pasada “X Bienal Centroamericana”-, en tanto en el silencio, la mujer dedicada a la faena de bordar no se disminuye ante la prepotente sociedad, la política, la región y la moral que abordó Emilia Prieto Tugores con su arte a mediados del siglo pasado. Es una instalación muy bien resuelta, que además de esos aspectos de contenido teje, con delicados hilos cual brocados, un lenguaje reflexivo del rol femenino en el tejido de la sociedad costarricense contemporánea.
Ana Beatriz Sánchez, “Se Construye”. Foto cortesía de la artista.

 “Se Construye” es la mixta de Ana Beatriz Sánchez la cual recibió el Segundo Premio. Son dos piezas que encadenan una secuencia de mapas y símbolos discursivos de la Costa Rica actual, los cuales a su vez están intervenidos por la línea hirsuta que observa quizás una ruta crítica, la cual responde quizás al ámbito económico, a la realidad social de un país que es vendido por las campañas que la publicitan como un paraíso verde, pero en la realidad, está sumido en la violencia, la contaminación, y otros males que influencian a su sociedad, que si la dejamos al garete como parece estar, puede fenecer. La pieza de Ana Beatriz motiva a esta fundamental reflexión sobre nuestra identidad desde el pensamiento crítico que le caracteriza.
Ricardo Alfieri, "Altar". Foto cortesía del artista.

Ricardo Alfieri con "Altar" recibió el Tercer Premio. Con una técnica mixta muy singular a partir del revestimiento de la piedra bola de río, Alfieri remite al lenguaje del arte originario prehispánico, cargando a la piedra de un signo de propiedad e imaginario, que implica a su vez la propia naturaleza y el valor indiscutible de originalidad, para atraer las miradas hacia ese objeto símbolo de una nueva sensibilidad que intenta rescatar e iluminar desde las prácticas creativas contemporáneas la grandeza de nuestras culturas vernáculas.
Arturo Santana. "Identidad en Construcción", escultura. Foto cortesía de ACAV.


Doreen Bakit, libros arte. Foto cortesía de ACAV.

Oscar Carmona, "Ancestro", escultura en vidrio fundido. Foto cortesía de ACAV.

Ya finalizada la etapa previa y apertura de lo expuesto, siento la necesidad de mencionar algunas piezas que aunque no fueron distinguidas con mención o premio, persisten en mi propia mirada al salón, y que son cercanas al arte que más me interesa comentar, como las acuarelas “Animalística y representaciones” de Xinia Matamoros; la escultura del metate estilizado “Identidad en construcción” de Arturo Santana; el grabado “Evocación” de Fernando Rudín; la abstracción “Kandish” de Ileana Piszk; el libro arte “9 Mujeres” de Lil Mena; los libros arte de Doreen Bakit; el tríptico conceptual “Desnudo” de Magda Córdoba; la escultura en vidrio “Ancestro” de Oscar Carmona; la video instalación “De Paseo” de Alonso Durán; el collage “Costa Rica a través de mis ojos” de Margarita de Andreis; entre otras lecturas. Agrego, respecto al Salón de Socios Honorarios, la pieza de Dinorah Carballo "Arcillosa/mente dúctil", una instalación con diversos  materiales hallados en su entorno, y con los cuales compone su discurso de lo actual, cuando se comporta como “colectora de belleza”, acción que un día visualizó el emperador romano Adriano, en sus memorias reescritas también por Yourcenar: “quién termina encontrándola donde quiera”.
Dinorah Carballo "Arcillosa/mente dúctil", instalación. Foto cortesía de la artista.


Incluyo, para complementar, el texto o motivación inicial con el cual definí mi percepción del arte desde la mirada crítica y autoreferencial, abordaje central del presente tercer salón de ACAV.

LFQ. en la inauguración del III Salón de ACAV. Foto Camila Ávila.


ADN Costa Rica: “Construirse a sí mismo”

Lidiar con un abordaje como las identidades costarricenses propuesto para el III Salón Anual de ACAV, precisamente titulado “ADN Costa Rica”, permitió a los miembros de esta asociación abrir un arco muy amplio de posibilidades para el trabajo, en tanto que todo lo producido con estos planteamientos temáticos y técnicos, sin lugar a dudas es nuestro, aunque el abordaje se disparare hacia otras visiones colaterales o vertientes paralelas, serán siempre portadoras del signo de nuestra propiedad. Lo que hagamos como artistas estará sellado por dicha marca de identidad. Sin embargo, en el mismo momento de decidirse a realizarlo y firmar el pacto, se adquiere el compromiso y responsabilidad de producirlo de la mejor manera, en tanto fuimos, somos y seremos la voz actuante en ese complejo proceso creativo.

En otro ángulo de este enfoque, el tema activó a los artistas a indagar cuál sería el encuadre que favoreciera su inserción en una noción tan heteróclita, como el desafío que se le planteó de sondear qué es lo que otros se fijan en nosotros, cuando nos resulta tan difícil observarse a sí mismos. Pienso además que cuajar este enfoque, lo alinea con una tendencia de inicios del tercer milenio, y que desde la última parte del siglo pasado ya venía tramándose en la cultura internacional, recuérdese aquello del “Yo soy Tú, y los discursos de la Otredad, propios del Postmodernismo. Mirarnos a sí mismos, valorar los orígenes y lo originario delante de los otros, responde a una interrogante tan de naturaleza ontológica cuya principal percepción es responder a quiénes somos en este magno universo. Implica de una manera contundente la “investigación autorreferencial”, cuando nos proponemos observar los caracteres de diversidad, étnica, cultural, social, política, religiosa, de género, entre otras maneras de pertenencia, primero como costarricenses y artistas, para luego imbricar la valía de nuestros aportes dentro de las manifestaciones artísticas actuales de la cultura contemporánea.

Al apreciar en conjunto las obras presentadas para exhibir en este tercer salón anual, encontré que la pertenencia al arte originario o prehispánico, es fuerte y consistente; se aprecia en muchas propuestas de interés y fortalezas y que de alguna manera se ubican en la tendencia postcolonial. En menor medida se aprecia la presencia del paisaje urbano y/o rural, así como nuestra profusa naturaleza; un gesto que de por sí posee potencial en tanto somos un país que se gloría por esas dotes naturales. Pero creo que en mayor medida, la principal ojeada se dio hacia nuestra mismidad, al redirigir las miradas hacia el espejo, cuando nos ponemos delante del yo y del otro, mi semejante: e intrincan las relaciones intrapersonales, que son un universo con otras problemáticas de punta, como las tensiones psicológicas, patológicas y socioculturales actuales y que cada día son noticias en los medios masivos de comunicación.

En esta perspectiva surgen las grandes preguntas ¿con qué nos identificamos?, en ¿qué materiales nos fijamos o nos dejamos encantar?, ¿qué técnicas favorecen nuestra expresión en el maremagno de lo creado y de la creatividad?, ¿cómo lo hago y cuáles son mis recurrencias de estilo, técnicas y conceptuales?, ¿cómo me relaciono con el otro, con los demás, y, muy importante, cómo es mi relación con el entorno? Todo este marco de cuestiones contribuyó al apreciar y valorar las obras que se presentaron al Salón, las cuales tratan, como se dijo, de nuestras relaciones interpersonales, nuestra convivencia en un cúmulo de consonancias, fortalezas y/o adversidades o debilidades que nos reúnen como un grupo que establece reglas de convivencia. Se percibieron otras piezas que cuestionan o anuncian posicionamientos hacia las problemáticas que distinguen las maneras de ser del ciudadano, delante de las presiones externas como la globalización y otras amenazas que aquejan a esta sociedad actual. Quizás este fue el marco más intenso –como se dijo-, complejo, pero también desafiante en tanto el Salón de ACAV es un acto celebrativo de reunir a tantos agremiados para mostrarse unos a otros, valorar sus logros y sus capacidades de expresión visual; de compartir mutuamente lo aprendido, y perfilarse como poseedor de ese sello o marca que persiguen las propuestas.

En la carta que escribí para incluirla en la convocatoria, comentaba que hoy en día delante de la aguda crisis que tanto compunge a los seres creativos, por la carencia de oportunidades para visibilizar nuestro trabajo, y el alto costo de los insumos para producir los proyectos, volver al taller, internarnos en el espacio creativo de lo propio: experimentar e investigar sobre lo que somos capaces de producir, es en esa brecha en la cual logramos ser parte de un mundo que a lo largo de la historia demuestra “construirse a sí mismo”. El artista es un ser capaz de construirse constantemente a sí mismo, pues si se queda como era sin asumir el reto, resultaría como quien se inscribe para hacer una carrera, pero de pronto encuentra un buen sillón y se sienta a reposar, mientras que se percata que los demás lo rebasaron. Hacer arte es una investigación constante, una experimentación con los materiales pues aunque el arte siempre sea el mismo, los modos de producción, las técnicas y el objeto portador de la sustancia artística: la pintura, el dibujo, el grabado, la fotografía, la escultura, el ensamble, la instalación, son siempre cambiantes y hay que saber escuchar sus voces cada día, saberlos reconocer, y esa sintonía solo la da el taller, no se compra ni se vende, se conquista día a día con nuestra práctica artística.

Cada obra es una pregunta que clama por una respuesta, cada respuesta plantea la necesidad de detener nuestro andar por los vericuetos de la teoría del arte, que atañen a nuestros posicionamientos estéticos y visiones de mundo. ¡Qué bueno cerciorarse que se advierten tantas manos levantadas para externar sus consensos o disensos. Es fundamental que existan dudas en tanto que son interrogantes las cuales pulen en teoría lo abordado en cada entrada al taller, en cada día de búsquedas y encuentros en dicha práctica creativa. Es bueno tener que preguntar, o interrogarnos a sí mismo el ¿cómo?, el ¿cuándo?, el ¿dónde?, y el ¿qué? De no hacerlo, de no atender a los disensos, o evadir los auto-cuestionamientos o las críticas o consejos de los demás, sería como hacer arte a tientas, o hacerlo como se hacía antes, a como salga, y eso no es precisamente lo que espera una organización como ACAV, que intenta profesionalizar sus eventos y de esa manera proyectar una estructura responsable hacia todos sus agremiados y a lo que espera el país de su aporte a esta sociedad y a su cultura.

Luis Fernando Quirós, Curador invitado
Abril de 2017