viernes, 13 de diciembre de 2019

TEXTO. Contexto
Rolando Castellón en REUNIÓN

REUNIÓN es un espacio expositivo de arte contemporáneo, como otros lugares que brotan en San José y la periferia ante la necesidad de exponer, en un país donde la cultura oficial cuenta con museos y suficientes metros cuadrados de salas, equipos de trabajo especializado, e infraestructura, pero donde no hay lugar para exhibir. De ahí que haya flujos emergentes privados, como La NOBienal, Museo de Pobre & Trabajador, y este mismo espacio en San Rafael de Escazú, para entablar una reflexión desde la contracultura, en tanto que dentro de esos bordes de la oficialidad se advierte desgaste y un girar en torno a lo mismo. 

TEXTO. Contexto. Rolando Castellón en REUNIÓN. Foto cortesía del artista.

TEXTO. Contexto
Aproximarnos a tener una adecuada lectura y análisis de la obra contemporánea de Rolando Castellón, requiere revisar algunos asuntos centrales a la teoría del arte. Es un trabajo áspero, crítico, nada acomodadizo, más bien nos desajusta, incomoda, subvierte lo que se sabe. Posee el teje y maneje así como comprensión de los signos del abecedario: No son tantos pero compuestos en diversidad de maneras portan al lenguaje inconmensurable.




TEXTO. Contexto. Rolando Castellón en REUNIÓN. Foto cortesía del artista.

Hablando de él, diría que lo considero un maestro como el calígrafo, que va más allá de éstas habilidades o de ser un mero especialista caligráfico, o bien, podría hasta llamar a esas composiciones gráficas suyas, escrituras y “paraescrituras”. Me atrevería también a insinuar que son notaciones descriptivas de verdaderas danzas “butho”, pues al visualizar la concatenación simbólica previo a trazarlas, él se comporta como el maestro Zen, quien colecta en el sitio los impulsos o fuerzas que saben todo de él, que lo definen, y llevará a la tela impregnándola con el texto de su vida. Cada pieza, instalación, meme, caricatura, dibujo, es memoria vívida.

TEXTO. Contexto. Rolando Castellón en REUNIÓN. Foto cortesía del artista.

En cada signo se lee esos encantamientos con la materia, con los (des)dibujos, o código “castelloniano”, el cual se elabora y reelabora a partir de un punto, un nudo, modulación en continuum que como rizoma brota donde nadie lo espera. Los dibujos son un meollo de señas codificadas dentro del sistema que llamamos “texto” u “objeto linguístico”, garantes de unidad visual, capaces de regenerar un contexto o sentido, donde él pone el acento, pero donde el uno es al otro, como el otro será al todo: (Con)texto, objeto, lenguaje, manifestación, (des)armonía; pues en tanto que todo queda perfecto, él lo desacomoda para darse la alternativa de volver, continuar, (des)acomodar en el ejercicio de su práctica artística. 


TEXTO. Contexto. Rolando Castellón en REUNIÓN. Foto cortesía del artista.

Chamán mesoamericano
Castellón sabe usar metalenguajes o construcciones ideogramáticas, como los glifos mayas, o nudos incas que llaman quipus. Son notaciones de un discurso leído por quien es sensible a la materia, al trazo, donde cada línea posee un significado (des)enrredado y que se manifiesta en la nada o en el todo, la (in)comprensión pues si se supiera todo y estuviera resuelto, haría faltar inventar nuevos desafíos que nos reten.



TEXTO. Contexto. Rolando Castellón en REUNIÓN. Foto cortesía del artista.

Semiólogos como Omar Calabrese y Edigio Mucci en Guía a la Semiótica, 1975, ya afirmaban que “el sentido no es ni material ni conceptual, sino simplemente la esencia del objeto”, o en el caso que nos ocupa, del texto. Abrahan Moles, por su cuenta decía que “El objeto (y que llamo objeto textual o lingüístico) es un mediador técnico entre el hombre y el contexto”…, o sea, se habla de un mensaje a través de los objetos, más que de los propios textos.  Aquí encuentra explicación una de sus piezas donde muestra la revista ArtForum, con una ventana desde la cubierta para cada marca de licor, e instala una botella y una copa…




TEXTO. Contexto. Rolando Castellón en REUNIÓN. Foto cortesía del artista.

Hemisferios opuestos
Como comprensión de las infinitas fuerzas opuestas que subsisten entre la nada y el todo, diría que la muestra versa sobre esta lectura: “La bella (i) el bestia” -como lo escribe Rolando, pues aduce la necesidad de concordancia del género-, en una anotación escrita en la pared con su propia letra e impronta. La belleza será instigada por lo feo, a la pureza e inmaculado intentará violar el mal, a la riqueza la sigue la descomposición, la paradoja, el germen de la contradicción. 

TEXTO. Contexto. Rolando Castellón en REUNIÓN. Foto cortesía del artista.

Los perceptólogos y neurólogos hablan de dos hemisferios cerebrales donde los humanos albergamos el forcejeo entre el consciente y el inconsciente, nuestras capacidades e inteligencias, pero en el caso de Castellón él sería un monstruo, con una parte desmedida o agrandada de la cabeza y rostro, por su talento de constructor de lenguajes: ¿Será que la parte creativa agrandará ese hemisferio, y el otro se reducirá, y su rostro se vería deforme?. Ahí es donde gesta ese guerreo entre el dominador y el dominado, y los grandes conflictos de la conciencia, que dilata durante la larga noche en vela, remediando ideas, constituyendo textos y contextos, dibujando en el aire o en la oscuridad.

TEXTO. Contexto. Rolando Castellón en REUNIÓN. Foto cortesía del artista.

Para definir lo que significa verlo trabajar sumido en su práctica cotidiana, me apropio de las palabras del neurocientífico Daniel Goleman, respecto a la idea de flujo creativo, cuando relata lo que le manifestó un músico compositor: “Simplemente me quedo sentado, en un estado de admiración y desconcierto. Y todo fluye por sí mismo”.
Diría que esa es mi percepción de visitar la muestra “TEXTO. Contexto”, en REUNIÓN. Pero me hace falta referirme al punto (.)

TEXTO. Contexto. Rolando Castellón en REUNIÓN. Foto cortesía del artista.

Y con esto cierro esta lectura preliminar
El artista palimpsesto, el inventor de lenguajes, quien cava bajo la superficie y estratificaciones de la cultura, y lo hace con ojo escudriñador, teniendo en la mano el laúd, y en sus labios el oprobio de sus versos, por no llamarlos veneno. Ese es el Castellón que yo conozco, inquieto, lírico, audaz, mordaz, fogoso, crítico, y de humor negro. Hábil manejando armas de doble filo. Punto.