La artista Montserrat Mesalles exhibe la
muestra En el Umbral del Desecho, Intervenciones Útiles, desde el pasado 15
de diciembre 2015 y hasta el 15 de enero 2016, en el Museo Calderón Guardia,
barrio Escalante, San José. Se trata de una mirada de tolerancia hacia un
entorno que nos intimida a colectar todos esos objetos de la industria del
pasado -del universo de la mecanización-, que al ser desinstalado quedaron en
el olvido o son destinados al reciclado en forma de chatarra la cual va a la
refundición. Digo “intimida” para no decir obliga, pues nadie, si no el artista
o el diseñador, sabe qué hacer de manera sensible y sobretodo sostenible con
todo ese arsenal que ya cumplió su vida útil.
Montserrat Mesalles. Superhéroe, 2015. Ensamblaje, desecho industrial. 283 x 172 x 154 cms
Montserrat Mesalles. Minion, 2015. Ensamblaje, desecho industrial. 55 x 39 x 39 cms.
La artista demuestra su talento de
reinvención, los recupera y algunos pasan a ser obras de arte, donde ensaya
desde un contenido de crítica social, o les carga de un sentido lúdico,
poético, vivencial. Otros en cambio son reclamados por la función y en adelante
serán asiento, mesa, perchero, librero. Con ello asume una posición de defensa
del ambiente, de limpiar de basura visual y de agentes contaminantes al
hábitat; pero sobre todo, la propuesta motiva una reflexión en la cual nos
pregunta ¿qué hacemos nosotros los seres humanos sumidos entre el basural de
carcazas y tuberías, tiznes de hollín, aceites cargados y otras suciedades?, que,
al pasar al taller de la artista son limpiados, implicados por su pensamiento
creativo, crítico, y quien nos exige su recuperación dentro de una poética que
tiene de arte, diseño, tanto como de responsabilidad ambiental.
Montserrat Mesalles. Marge-tica, 2015. Ensamblaje, desecho industrial. 212 x 45 x 45 cms
Montserrat Mesalles. El beso, 2015. Ensamblaje, desecho industrial.
La mirada de Mesalles es hábil en distinguir estas
nuevas posibilidades de dichos objetos y juega con la contradicción de lo
objetivo/subjetivo: donde una mesa advierte una noción objetiva, en tanto todos
sabemos para qué funciona, la misma forma del tablero y cuatro patas nos lleva
a deducir su uso y usabilidad. Pero una mesa que parezca barco, o un asiento
que sugiera ser algo así como una pareja de enamorados dándose un beso, nos
ubica en el insondable territorio de la subjetividad, el cual es de mayor
interés para el arte de nuestros días en tanto abre las puertas a lo creativo e
imaginativo, que solo la artista sabe descifrar o cargarle de nuevos atuendos o
contenidos de innovación.
Montserrat Mesalles. Composición en rojo, amarillo, azul y naranja, 2015. Ensamblaje, desecho industrial. 90 x136 x 60 cms. Foto cortesía de la artista.
Montserrat Mesalles. Intentando llegar a la meta definida, 2015. Ensamblaje, desecho industrial. 110 x 80 x 149 cms. Foto cortesía de la artista.
Montserrat Mesalles. Tronco, 2015. Ensamblaje, desecho industrial. 60 143 x 51 cms.
Foto cortesía de la artista.
En un artículo titulado Recuperar yreinventar que publiqué en mi blog de la revista
española de arquitectura y diseño Experimenta Magazine, a propósito de su
muestra en Klaus
Steinmetz Contemporary, Escazú, noviembre 2013, comenté: La
humanidad arriba a una encrucijada tal, que clama por saber qué hacer con
tantos componentes de su cultura material, cuando abundan los productos nuevos
y los ya en desuso, viejas fábricas abandonaron sus equipos por obsoletos
delante de lo digital y de última generación tecnológica. Debemos saber qué
hacer con todo ese arsenal que fenece en bodegas, basureros o cementerios,
donde incluso, es necesario llegar con actitud de “arqueólogo industrial” a
recomponer un tiempo olvidado, perdido quizás en los anales del cine o de la
fotografía que un día nos relató sobre el emporio forjado por la Revolución
Industrial desde finales del siglo diecinueve. Hoy en día hay que sacarle
provecho a todo esos vestigios y reinventar nuevos usos.
Montserrat Mesalles. Instalación con desechos industriales. Medidas variables.
Público presente en la muestra.
Con
esta muestra en el Museo Calderón Guardia de la capital, Montserrat Mesalles
culmina su investigación académica que le permitió optar por la Licenciatura en
Artes Plásticas de la Universidad de Costa Rica, y lo hace de manera
contundente, por la temática abordada y los escritos que fundamentan el trabajo
expuesto, en tanto ella sabe escuchar, en un diálogo interior, la voz de
esos objetos conversando con su íntimo geniecillo, aquel que habita su psiquis
o su corazón, y desde luego exterioriza dejando ver las huellas de esos
combates interiores que le llevaron a sazonar su sueño, o como ella misma dijo
al concluir la exposición del proyecto dirigido por el escultor nacional
Herbert Zamora: “lo que me hace feliz no es haber obtenido un cartón (el título),
sino la experiencia de haber sacado a flote esos objetos que hoy están en la
exposición.”
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