sábado, 22 de septiembre de 2018

Raúl, el promotor (Epílogo. Sala 4)

Resonancias del sector cultura en Nicaragua y en particular del arte contemporáneo, ondean ecos que propagan percepciones acerca de la labor de Mácula, galería y centro de producción cultural, vinculando a Raúl Quintanilla Armijo como promotor, maestro, investigador, curador, colector, crítico, y uno de los más reconocidos artistas centroamericanos. Tampoco pasa desapercibido el proyecto Espira/Espora, bajo la tutela de Patricia Belli, otro centro de aprendizaje del arte, experimental, innovador y provocador de discursos. Mantener esos retos es complejo, más cuando la realidad actual parece resquebrajarse; pero dicen que la dureza del metal se comprueba llevándolo al rojo vivo.

El objeto de arte -en la particular perspectiva de la década de los setenta: “El objeto mezquinamente realizado, se convierte en provocadora llamada a la reflexión y adopción de una postura crítica” (Thomas, K. 1982. P27). Esta es la premisa a reflexionar, al analizar lo expuesto en la Sala 4 del Museo de Arte y Diseño Contemporáneo (MADC), obras del colectivo integrado por Federico Alvarado, Alfredo Caballero, Aida Castillo, Alejandro de la Guerra, Miguel Díaz, Milena García, Claudia Gordillo y Darling López.


Sin título”, de Alfredo Caballero, óleo sobre tela, 2018 (172 x 233 cm). Foto cortesía del MADC.

Resonancias en la Sala 4
Al ingresar, no deja de confrontarnos la pintura “Sin título”, de Alfredo Caballero, óleo sobre tela, 2018 (172 x 233 cm). Aquella superficie es soporte de un signo o palabra no escrita ni impresa, más bien fue (des)dibujada para subvertir la conciencia crítica del espectador: “Mierda”. En el caso de Alfredo Caballero está dicha con hastío, reclamo, o disputa ante la indefensión que pluraliza las necesidades de la población nicaragüense ante sus actuales condiciones y estado de vida. Quizás -especulo-, fue la misma aversión que llevó a una diputada del Partido Liberación Nacional (PLN), en el seno de nuestra Asamblea Legislativa, a pronunciarla en el contexto de la política doméstica (de este lado del río), precisamente, en la misma semana que el MADC inauguró “No tiene nombre” de Raúl Quintanilla. 

Motivos, para que emerjan esas complejas percepciones y asociaciones en la teoría del arte, que se proyectan buscando comprobación y legitimidad. Trae a mi memoria “Merda d'artista”, del polémico Piero Manzoni, cuando con aquella lata de excremento expuesta en una galería, como mercancía y mordaz crítica al mercado del arte de los sesenta del siglo pasado; engendrando zozobra y escozorPunto de quiebre a su vez para el movimiento Povera, surgido en Italia en la segunda mitad de esa década, y que sirviera al crítico Germano Celant, al bautizar esa corriente conceptual surgida en el Piamonte, en tanto utilizaba materiales pobres, no industriales: plantas, sacos de lona, gasas, cuerdas, tierras, troncos, lastres, valorados por los cambios sufridos a medida que se deterioraran, al interno del mismo cuerpo de la obra.

Sin título”, de Federico Alvarado, acrílico sobre tela, 2018, (158.5 x 214 cm). Foto cortesía del MADC.

La pintura de Caballero, sobre un soporte de gruesa tectónica, posiblemente yute, agrede, desestabiliza al espectador, pero al acercarse uno se pregunta si usó precisamente excremento en aquella veladura ocre amarillenta sobre el fondo rosa, que a su vez, contrapuntea la palabra en cuestión. No deja de dialogar con la pieza colgada en la pared de fondo de las escaleras, “Sin título”, de Federico Alvarado, acrílico sobre tela, 2018, (158.5 x 214 cm), en tanto fue pintada sobre una tela cruda, sin preparar la superficie; e incluso, donde juegan los dobleces de ese soporte, y el trazo nervioso de una escena bélica, pesadilla de la cual uno ansía escapar, salir ileso de aquella desaforada pulsación. Y digo “confrontar”, en tanto se advierten esos ecos belicosos, al cuestionarse que hacer ahí, nadando a contracorriente entre los remolinos del Caos y el río del arte.

Milena García “SCI FI bandera nos cobija” 2015-2016, (114 x 166 cm). Foto cortesía del MADC.

“SCI FI bandera nos cobija” 
Milena García presentó una tela enterrada durante tres semanas durante el invierno: “SCI FI bandera nos cobija” 2015-2016, (114 x 166 cm). Se trata de una superficie en degrado, que refiere a los colores del Frente Sandinista de Liberación Nacional, a lo cual sobrepone las siglas en inglés de Ciencia Ficción (SCI FI). De esa manera y a través de los símbolos diserta acerca de las repercusiones y hervor popular, ante lo impreciso y alucinante que resulta para los nicaragüenses la gestión de sus gobernantes, clavando en la conciencia del espectador la espinita de la duda ante esa construcción social que cae a pedazos aunque la elevemos al muro del arte de nuestros tiempos.

Espacio Sala 4. Foto cortesía del MADC.

En esta misma área de la sala, se aprecia “Hubo fiesta. La Caída”, de Alejandro de la Guerra, (Video HD. 00:01:09 min), 2014. Apreciación que me lanzó de espaldas contra la pared del tiempo y el espacio, para revivir mi propia experiencia de observador, cuando el artista expuso los restos del destruido monumento al general Somoza, en la Bienal de Arte de Nicaragua 2014. Fuerte, impactante, recursiva, en tanto Alejandro se sirve del mismo sujeto con distintas construcciones materiales y conceptuales; también recuerdo la versión “La Piñata”, en la antigua galería Equilátero de San Rafael de Escazú, cuando se mostró “Las reglas del juego”, 2015, curada por Tamara Días-Bringas. (https://www.experimenta.es/blog/luis-fernando-quiros/equilatero-las-reglas-del-juego-5174/).

Darling López. “Paisaje I”, y “Paisaje II”. Foto cortesía del MADC.


Se exponen, en esa misma zona, “Paisaje I”, y “Paisaje II”, mixtas de Darling López, evocan los “árboles de la vida” que la vicepresidenta Rosario Murillo mandó a construir y colocar por toda la ciudad de Managua, quizás para cargar las energías y esperanzas que representa el árbol, pero a la postre motivos de la actual discordia. (En una oportunidad que visité Managua y aprecié aquellos monumentos tan férreos, a pesar de la simbólica sensualidad de las curvas y contra-curvas que forcejeaban con la figura del árbol, me dije a mi mismo: “alguien se enriqueció con el contrato para fabricarlas”). Pero volviendo al contenido crítico de la pieza de Darling López, el arte se manifiesta en esas costuras que entretejen la silueta sobre la fotografía de uno de los árboles, pero configurando un ring, el cuadrilátero de las vivencias cotidianas, con todas sus vicisitudes y estertores bélicos de una moribunda que fenece: la sociedad; puesta en el crisol, para comprobar su resistencia. Pieza que dialoga a cierta distancia y detrás de la pared central que divide la sala, tejiendo hilos interpretativos con el video “No te vayas al bosque House of Cuak (Miguel Díaz)” (Video HD. 00:03:02 min), 2018.

Alfredo Caballero. “Sagrado Corazón”, óleo sobre tela, 2018, (201 x 252 cm) Foto cortesía del MADC.

En la penumbra de la última instancia expositiva
En el recinto se dispone la pintura “Sagrado Corazón”, de Alfredo Caballero, óleo sobre tela, 2018, (201 x 252 cm), para cuestionar al observador lo que ve, interpreta, y le queda como remanente de un paisaje ataviado de signos de soledad, silencio, que apenas sugiere el trazo de un “corazón”, que aparece y desaparece. Quizás, la intermitencia significa la fe del pueblo, ante la crudeza de los conflictos, y donde pareciera que lo “sacro” o “sublime” olvida los sufrimientos y ruegos de un pueblo, provocando diásporas, migrantes que se alejan hacia las distintas direcciones de la geografía del istmo, a buscar su propio “Mar Rojo”, o, “Montaña de fuego”. Es una pieza cargada de “entre comillas”, para dialogar con lo que uno sabe de arte, excelso o sagrado, pero que disuelve y desaparece cual espejismo.


“Esguince” y "Andarivel" de Milena García. Foto cortesía del MADC.

“Esguince” de Milena García, es un óleo sobre tela, 2016, (120 x 84 cm) y “Andarivel”, óleo y acrílico sobre papel, 2016, (65 x 50 cm), con un lenguaje sencillo, naif, o infantil, aborda lo que representa una discapacidad, pero prevalece la tensión que lo provocó, como tropezar con una piedra, o ser blanco de un proyectil, en una atmósfera acompasada de dramática resistencia.

A continuación, se exponen “Abuela” (de la serie “que se rinda tu pesca”), bordado sobre tela en bastidor redondo, 2016; “Madres” (de la serie “que se rinda tu pesca”), bordados sobre tela en bastidor redondo, 2017; “Universitaria” (de la serie “que se rinda tu pesca”), también bordados sobre tela en bastidor redondo, 2018; además “Pero abril en Nicaragua es el mes de la muerte”. Todas son piezas de la artista Aída Castil, bordados para urdir con hilos las preocupaciones que disminuyen a la población, cuando escriben con hilo y aguja: “En abril florecen las cañas fistulas, los robles y los corazones”. Provocan reflexionar sobre el brote, el corazón popular, levantando la voz y las emociones para que suceda un cambio, sin tener que esperar el próximo verano cuando retorne el amarillo miel y abra la vaina de la “Cassia fistula”.

Claudia Gordillo. “Equipo de grafistas en acción. Marcha de las Madres de abril. Managua, 30 de mayo/2018”. Foto cortesía del MADC.

No podría faltar en esta percepción de actualidad del arte de la vecina nación del Norte, Claudia Gordillo, con sus reflexiones gráficas que documentan el aguerrido episodio de las marchas, tranques, plantones y otras manifestaciones de la energía popular: “¡Exigimos Justicia! Marcha de las Madres de abril. Managua, 30 de mayo/2018”, fotografía digital impresa a color, 2018; “Equipo de grafistas en acción. Marcha de las Madres de abril. Managua, 30 de mayo/2018”, fotografía digital impresa a color; y, “Equipo de grafistas pintando dibujos en la calle. Marcha de las Madres de abril. Managua, 30 de mayo/2018”, fotografías digitales impresas a color. El arte de Claudia Gordillo lo halla delante de las acciones en las trincheras, engatillando el obturador con el pulso de su corazón, con firme razonamiento y experiencia de una sólida práctica creativa.

“Sin título”, de Federico Alvarado, acrílico sobre tela, 2018, (210 x 459 cms) Foto cortesía del MADC.

 Para terminar con la visita a la sala 4, diría que no pasa nada desapercibida la enorme tela “Sin título”, de Federico Alvarado, acrílico sobre tela, 2018, (210 x 459 cms), en tanto culmina la percepción del muro de la violencia que aqueja a la nación centroamericana. Pero que no es solo Nicaragua, las tensiones recrudecen en las vecinas repúblicas. (Recuérdese el caso de la CICIG y el comisionado de la ONU que el gobierno guatemalteco le niega la entrada, y que calienta las protestas. El Salvador tiene lo suyo, como también Honduras, no se salvan del todo los conflictos sociales. Y, ¿Costa Rica?, ¿la del “pura vida”?, ¿qué ocurre con las protestas, cierres callejeros y vinculación sindical pidiendo que los ricos paguen el impuesto que a dedo le imponen al pueblo? Contradicción, disyuntiva… pero que, pues si no se aprueba el plan fiscal, el país se iría a … ). En la pintura de Federico Alvarado aparecen personajes, jóvenes, muchachas y muchachos que enciende la luz de la inconformidad -como en todas estas refriegas mencionadas-, razón para auto-convocarse,disentir, cuestionar y oponerse a las jugadas del poder, pero con los pies bien puestos sobre el terreno.

A manera de conclusión y epílogo
Afirmo que, por sorprendente que parezca la propuesta, puede darse paso a la crítica, aunque el colectivo alcance una meta exponiendo en un museo del prestigio del MADC, e incluso, que a muchos artistas locales les es casi imposible exhibir en esos espacios, siempre se encontrarán detalles qué mejorar, así como fijarse como grupo otros bordes más amplios donde exponer su creatividad, y demostrar la actitud beligerante y a la vez fogosa, que tanto caracteriza al artista nicaragüense. Al museo le critico por cosas pequeñas pero que cuentan, el diseño museográfico y gráfico debe ser para todos, para jóvenes, pero también para adultos mayores, pues en la penumbra puede ser dramática o teatral, pero no se puede leer las fichas técnicas, tampoco en posiciones incómodas, desconcentra andar buscando en qué lugar aparecerá tan importante información, y aunque se encuentre, a veces resulta imposible leerlas. En diseño se dice que éste, el diseño, debe ser para todos, el museo igual debe ser para todos.

Espacio Sala 4. Foto cortesía del MADC.

Volviendo a “No tiene nombre”, en la reflexión primera se dijo que lo expuesto en el museo se comporta como “caballo de Troya”, en tanto el arte se posiciona de uno de los sitios gestores y epicentro de la cultura nacional, para cuestionar al arte mismo: Desnudar el “pura vida”, y subrayar esa nociva actitud complaciente y acomodadiza de alguna pintura y escultura costarricense. Además, de aquellas latas de “Canda para perro”, relacionando la actitud del POP de reflejar ciertos productos de consumo en las marcas y cifras del mercantilismo, pero que, también me ligan a la apariencia de la mercancía, del tarro y la etiqueta en aquel gesto subversivo de Manzoni en los sesenta del siglo pasado; no solo me conecta a la provocación del arte de Caballero, en la sala 4.

En el comentario del performance de la SBB en la sala 2, destaqué la actitud del arte de conmocionar y a su vez sacudirse el piso a sí mismo, a través de gestos creativos ¿anti-arte?

Del tercer comentario, rescato indagar cuánto de lo dispuesto en un archivo, hace al artista, influencia su obra, implica el discurso y pensamiento: El artista moldeándose a sí mismo, a su manifestación, a sus relaciones intrapersonales, a la sociedad y cultura contemporánea.

La mencionada K. Thomas, respecto al uso de los materiales pareciera haber estado presente en el museo al decir: “Maneja el material concreto, trivial, a veces inadvertido, de una situación preexistente, para evidenciar la transformación en el aspecto de esa realidad, desatendida y sin embargo presente…”(Thomas, K, 1982 P27). Aunque escrito en la década de los setenta, el pensamiento implica lo que retorna de la acción del arte. Dadaísmo, Povera, Pop, Minimalismo, Conceptualismo, Informalismo, Descolonialismo, son motivos y teorías para crear, pero sobretodo debatir su vigencia hoy en día, e importa la “(trans)formación”, cuyos puntos sobre las “íes” contagian la conducta divergente del ser creativo: el artista, el grupo, la estructura social, y al maestro Raúl, como el promotor.










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