miércoles, 27 de junio de 2018


Mensaje de solidaridad con Nicaragua

Las incidencias en el país vecino nos mantienen a todos en vilo. Sin embargo nadie hace nada, y parece que las autoridades de los gobiernos centroamericanos tampoco; parece que esperamos que otros lo hagan por nosotros, pero los nicaragüenses necesitan con urgencia resolver esa coyuntura que también nos afecta a cada país. No podemos permanecer leyendo mensajes y apreciando fotografías impactantes de la situación por las redes sociales. Y cuando las soluciones llegan desde afuera, nos mostramos incómodos, no solemos caber en ese calzado que no calza con nuestra idiosincracia y formas de pensar, pero entonces propongamos, cada uno desde su propia experiencia y conocimiento, para ayudar a este pueblo hermano.
Fotografía de una barricada compartida por la página 
Malagana-Mácula de arte contemporáneo en Nicaragua.

Defraudados
Comenté en un post enviado a la revista WSImag para que entre en la agenda de publicación, que ahora ante esa urgencia comparto en este blog de comentarios de arte Árbol de Miradas, que los noticieros presentan imágenes desgarradoras, como las de aquel niño quemado en un incendio, algo horrendo, despiadado. Por Facebook y WhatsApp corren comentarios y reclamos que retratan esa realidad donde cunde la desesperanza, ese es un pueblo largamente sufrido en su historia política y social. Decía que cuatro décadas atrás depusieron a los Somozas, aquella familia de dictadores que gobernó al estilo de los déspotas; hoy, quienes encabezaron el Frente Sandinista de Liberación Nacional que derrotó a Anastasio Somoza en 1979, la familia Ortega-Murillo, intenta perpetuarse en el poder. El origen del conflicto está en que el pueblo se siente defraudado; una vez más maniatado bajo la bota opresora de un gobierno envuelto en la corrupción y que da al pueblo más de lo mismo, la sopa de la cual los nicaraguenses están hastiados.

“Autoconvocados”
Los jóvenes estudiantes denominados “autoconvocados”, enfrentan a una estructurada Policía del Estado, un Ejército que públicamente afirma no estar atacando a la población pero que ya en videos publicados por la comunidad se percibe su presencia, así como la de las temidas bandas paramilitares orteguistas, quienes vestidos de civiles y armados hasta la coronilla atacan despiadadamente a los muchachos desarmados que se cubren detrás de las barricadas con los mismos adoquines con que fueron hechas las vías de pueblos y ciudades. Levantados en rebelión contra el Gobierno, los chicos se cobijan con la patriótica bandera azul y blanco, y del lado opuesto, las ordas represoras gubernamentales con la rojo y negro del sandinismo.
Cada barricada es una posición defendida con símbolos de religiosidad, flores, banderas y sensibilidad cívica; pero la diferencia está en que estos autoconvocados no portan armas, solo utilizan piedras y morteros hechizos o caseros que en nada igualan el armamento del Ejército oficial.

Solidaridad
Considero urgente que esos chicos sientan nuestra solidaridad, a pesar de nuestra propia crisis económica y conflictos de seguridad ciudadana. En los años setentas acá en nuestros pueblos y ciudades recogíamos víveres y dinero para ayudar a los sandinistas que enfrentaban al dictador, hoy solo vemos videos y compartimos mensajes pero sin siquiera poner un pensamiento que cale en el fondo y levante los ánimos a quienes luchan por mejorar y cambiar. Nos quedamos viendo para el cielo a ver si acaso Dios hace el milagro, pero los milagros necesitan brazos, mentes, acciones para ser posibles, para decir: ¡Sí se puede!

Algunas repercusiones
Apuntaba en el mencionado comentario para la WSImag, al escribir estas notas escuché dos conversaciones que me parecieron esclarecedoras de la coyuntura, la periodista mexicana Carmen Aristegui en su programa de CNN en Español, entrevistó esta pasada semana a los escritores Gioconda Belli y Sergio Ramírez Mercado (este último fungió en la Junta Reconstructora durante el triunfo sandinista en 1979, y ocupó la vicepresidencia en uno de los tantos gobiernos presididos por el comandante Ortega). No dijeron nada nuevo de lo ya trascendido por los medios de comunicación y las redes, pero escucharlo de viva voz reafirma que la percepción es real y generalizada, que no es asunto de unos cuantos muchachos alzados en rebelión.
La crítica de la escritora Belli se refiere de tú a tú confrontando a la vicepresidenta Rosario Murillo, en tanto aquella también es artista. Ella la conoce, y la cercanía permitió enviarle una carta sin respuesta, de poeta a poeta, en la cual Gioconda reclama la doble cara con que enfrenta los problemas actuales: Mostrarse cercana al catolicismo enraizado en el pueblo nica, rogando al Todo Poderoso para que aleje de su país esos “espíritus malignos” que mantienen tan tensa situación; para la Belli la Murillo nunca fue nada piadosa y lo reciente es una postura o falsa careta. Ramírez Mercado -quien hace unos meses fue distinguido con el importante premio Cervantes y recibido de mano de los Reyes de la Corona española-, habló de las posibilidades de intervención de la Organización de Estados Americanos (OEA) para intentar poner fin al conflicto, y critica fuertemente al gobierno Ortega-Murillo por cegarse a las aspiraciones de la nación, y en especial de la juventud autoconvocada de pretender un cambio que eleve la calidad de vida y la transparencia en la actuación estatal ante las adversas circunstancias de esa coyuntura sobre la cual camina el pueblo nicaragüense.

Resonancias acerca del conflicto
En el afán de fundamentar estas notas, conversé con la artista visual nicaragüense Suá Imabite. A mi pregunta de ¿qué puede hacer el arte para paliar el conflicto? La artista agrega que crear conciencia, el arte se sirve de estética, técnica y contenido para producir la obra, pero siempre habrá un discurso contestatario, sustentado en el pensamiento crítico, discente y que no admite esa fastidiosa actitud acomodadiza o complaciente ante las problemáticas. También conversé con “Bruna”, comunicadora nicaragüense, que me pidió discreción en cuanto a su nombre. Ella sintetiza muy bien cuál es el meollo del asunto, apreciación basada en el reciente y exhaustivo informe de la Comisión de Derechos Humanos (CIDH) sobre las graves violaciones a Derechos Humanos realizadas por el Gobierno de Nicaragua durante las protestas pacíficas desde el 18 de abril:

Bruna comenta que los verdaderos revolucionarios, los nietos y las nietas de César Augusto Sandino, son los jóvenes y estudiantes quienes hoy se proponen conducir una Revolución en paz. Resalta el hecho de que los autoconvocados están desarmados y se oponen a ese otro frente que llaman sandinistas pero que defraudan, en tanto oprimen al al verdadero soberano que es el pueblo, pretendiendo obligar a armarnos para así tener el pretexto y caer en el juego del gobierno el cual busca justificar una guerra armada. Nuestra sociedad ha crecido -comenta Bruna-, intentamos recuperar el pensamiento de Sandino, y verdadera actitud revolucionaria pero desde la llanura, desde una trinchera sin armas de guerra. Agrega que hoy más que nunca estamos obligados a repensar el rol de la izquierda, la nueva Revolución debe ser pacífica para que prevalezca en el mundo valores como el bienestar común, la esperanza, la justicia y sobretodo la democracia.

El rol de la OEA
La organización panamericana propone adelantar las elecciones para inicios del próximo año 2019, que cese la violencia y sean atendidas las recomendaciones de la CIDH, la cual acusa un lamentable número de jóvenes perecidos, agredidos, encarcelados, violentados, producto de las refriegas callejeras en esas barriadas citadinas: Al menos 212 muertos reportados hasta el 19 de junio, 1337 heridos y 507 detenciones arbitrarias registradas hasta el 6 de junio[i], números que el gobierno desconoce. El canciller nicaragüense públicamente negó el informe en el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos el pasado 22 de junio y tan solo admite una cifra ínfima, como es de esperar y debido a esa careta tras la que se esconden: El discurso oficial del gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo es “Queremos la paz”, pero todos los días y noches la población nicaragüense reporta videos y denuncias desde algún rincón de Nicaragua, y en estos se ve a la Policía Nacional disparando a los ciudadanos desarmados. Esa trama de defensa del poder está llena de contradicciones y desencuentros, nos confunden a quienes en un momento de la historia personal pusimos nuestras esperanzas en el socialismo para vivir mejor. Hoy se aprecia que en las izquierdas asoma la doble cara, y es más, que se superponen fascismo y neoliberalismo que antes era el frente a combatir. Siempre se ha hablado que el poder corrompe. ¿Hacia dónde quieren ir cuando el fallido modelo y estrategias de crecimiento ha resultado desastroso en otras latitudes de nuestra América Latina?

Hay dos situaciones urgentes para Nicaragua, proponen las entrevistadas: 1-El cese inmediato de la represión, 2-La ruta hacia la democratización que implica el adelanto de las elecciones previo "saneamiento" de la Ley Electoral y el Sistema Electoral. La población nicaragüense, los organismos de Derechos Humanos tanto nacionales como internacionales y varios países tanto miembros de la OEA como la Unión Europea han expresado reiteradamente que urge poder restablecer un ambiente seguro, lo cual significa poder ir a trabajar, estudiar, caminar libremente sin temor a que una bala termine con sus vidas, de ahí que el punto primero: "Cese a la represión" no puede esperar 9 meses hasta que se convoque a elecciones anticipadas. 

Comentario personal
Advierto que en mi caso personal de comentarista tomo partido solidario ante esta confrontación y lucha heroica del pueblo nicaragüense, pero aclarando que aquella no es mi patria, ni mi tierra, ni mi gente, pero tengo amigos fraternos que sufren, y que en nuestras conversaciones o chats, nos ponen al tanto de la adversidad. Sobre todo, lo que más deprime, es percatarse de ese doble juego del socialismo latinoamericano, pues no han sabido administrar e imprimir un Estado de derecho, de bienestar social y sana economía. Insisto en este triste emplazamiento pues en distintas oportunidades viajé a Managua a colaborar con la escuela de Diseño de la Universidad Politécnica (UPOLI), cuando impartí talleres y conferencias, precisamente donde encendió esa flama que arde en los corazones de los jóvenes patriotas. Me duele profundamente recibir noticias de que las instalaciones de ese campus universitario quedaron devastadas por delincuentes luego de que los jóvenes disidentes del gobierno dejaron las instalaciones de la UPOLI. Creo que el robo y la destrucción no es actitud ni fruto de quienes claman por libertad y democracia, si no de lacras sociales y aprovechados, que en toda parte las hay.

En conclusión
Admito que quienes décadas atrás pusimos nuestras esperanzas de cambio del lado del socialismo criollo, hoy nos sentimos defraudados, tarde o temprano nos percatamos que el culto a la personalidad que infunden los líderes -ejemplo Chávez y Maduro en Venezuela, Ortega en Nicaragua-, les subió a un pedestal desde donde sienten al pueblo con mirada de antiguos señores feudales, eso es y será siempre nocivo: la patria no es la “finquita” de nadie, es de todos. Los autoconvocados surgieron en ese intrincado panorama pues el pueblo no aguanta más. Mientras los cercanos al gobierno viven de esa noción de opulencia sustentada por “la piñata” que se desató en Nicaragua en los años ochenta, pero hoy, ante el genocidio e inhumanos tratos hay una gran mayoría nicaragüense que pretende retomar el verdadero espíritu de Sandino con sencillez esperanzadora. Esa no es una táctica dictada por la derecha ni los delincuentes como argumentan los políticos en el gobierno, es una realidad que nace de la convicción de los autoconvocados para tener una patria mejor.


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