Los
bordes entre arte y diseño en las producciones creativas de la contemporaneidad
se desvanecen o transparentan y se vuelven porosos entre sí, el artista/diseñador
da pasos entre ambas lindes a veces manifestando su traviesa actitud de transgredir
las reglas del juego tan propia del arte joven, y en otras, actuando con la
racionalidad del proyectista experimentado quien explora cavando entre las estratificaciones
del lenguaje, relacionando lo que se esconde entre las palabras o los signos para
la comprensión de aquellos significados con los cuales construye su concepto, y
lo hace desde otros emplazamientos teóricos y posicionamientos estéticos
catapultado por su necesidad de originalidad o de constante innovación.
Diego Fournier. La Revancha del Mandril y otros Tapices, en Sala 1.1 del MADC. Foto LFQ.
Es
quizás en esas zonas de la creatividad que, en tanto caminante intento deducir
un comentario creíble y fundamentado de lo observado, al encontrar eso que
atrapa mi sensibilidad: el espíritu de quien busca, crea o conforma imaginarios
y alumbra esas prácticas que en el museo encontramos por doquier, basta
continuar por esos “pasadizos” de la gran Sala 1 del MADC para encontrar estos nuevos
diálogos en 9/11 – 11/9, pero cuyo comentario aún está por escribirse.
Diego Fournier. La Revancha del Mandril y otros Tapices, en Sala 1.1 del MADC. Foto LFQ.
La Revancha del Mandril y otros Tapices
Esta propuesta
del Diego Fournier en la Sala 1.1 del Museo de Arte y Diseño Contemporáneo
(MADC), curada por Daniel Soto, entreteje un ardid para atrapar el pensamiento
del espectador, someterlo a un fuego cruzado entre los lenguajes del arte y las
estrategias de comunicación visual que intentan cargar de emocionalidad al
producto, que va desde un tapiz de pared, a un empaque, al cartel, a la tela para
encuadernar un libro o para tapizar un sillón, una alfombra, la corbata, camisa
o las zapatillas deportivas que adoran los jóvenes de estos tiempos y se
vuelven signos de pertenencia.
Diego Fournier. La Revancha del Mandril y otros Tapices, cuadernos de bocetos, Foto LFQ.
La figura del madril africano (Mamífero primate de la familia cercopitécidos (Mandrillus sphinx), tema que Fournier explora su lado lúdico y gesto fogoso, con ese hocico alargado,
ojos hundidos y un mechón sobre la cabeza, rasgos contrastantes y
caricaturescos, con lo cual alude a la “revancha” de esta propuesta: la eterna
lucha por el poder o la hegemonía, por mantener la “banana” en la mano –signo
de penetración económica o política pero también del deseo y el morbo-, tensión
existente en la profunda selva y símil del vivir en una sociedad como la actual
ante tantos desequilibrios y tácticas centristas en los nuevos ejes de
dominación, como los existentes en nuestros propios ámbitos regionales y bajo
nuestras narices cuando quienes más sufren, son los más débiles y necesitados
y no esos gorilas detentores del poder.
Diego Fournier. La Revancha del Mandril y otros Tapices, en Sala 1.1 del MADC
Como
ilustrador y creador de imágenes inspiradas en el “cartoons” o tiras cómicas, hemos seguidos la huella de sus pasos en la Bienal del Cartel
de México 2016, la Bienal del Cartel de Bolivia 2015, y la Bienal
Iberoamericana de Diseño de Madrid 2014, escenarios donde se debate la
validación de esos lenguajes y prácticas de la gráfica internacional de estas
primeras décadas del siglo veintiuno.
Diego Fournier. La Revancha del Mandril y otros Tapices, en Sala 1.1 del MADC
Su
trabajo se distingue por el trazo o gestualidad y ensambles en estructuras
compositivas múltiples, sugerentes y traviesas como la misma multiplicidad, que
atrapan de inmediato la atención de la mirada del espectador o visitante a la
sala, la cual rastrea constantemente ese carácter de provocaciones, y que en la
muestra nos sume en el sacro templo de la iconicidad: Ingresar a ese espacio
del museo, tanto como entrar al estudio/taller del individuo creativo, al
laboratorio de ideas del artista o diseñador actual, desencadena -por lo menos
en mis percepciones de comentarista de arte que suelo comportarme como el
científico social cavando y anotando ese carácter de registros e inventarios en mi blog “Árbol de Miradas”-, abre la evocación de andar los vericuetos de quizás
una tumba faraónica como la de Sennefer en Tébas (dignatario de la XVIII Dinastía) donde en el techo se aprecia un patrón de repetición de un ramo de uvas, o cualquier otra arquitectura funeraria, como la
estancia de Pacal en el complejo de Palenque, la excelsa ciudad de la cultura Maya
donde se aprecia al Axis Mundi, la gran Ceiba pentadra que dirige la fuerza y
enormidad de sus ramajes hacia todas las direcciones cósmicas, espacio místico donde también
descubrir los tesoros, en este caso del gráfico/animador: protegidos bajo la seguridad
de una vitrina encontramos los cuadernos de bocetos donde el artista Diego Fournier
construye esos personajes, sus anotaciones y escritos orientadores teóricos y
conceptuales para preñar el contenido, pre-visualiza con soltura sus acciones en
esas estructuras de repetición que animan la cromática y texturas con que
recubre las paredes con ignotos “glifos” que sugieren lecturas de escrituras ideogramáticas
aplicadas en los murales mayas. Ese toque de suspenso en los signos ensamblados
en estas figuras con juegos figura/fondo me sumen en dicha centralización de
las emociones que conlleva una labor disciplinada, pero que arriesga a cada
paso como lo hace el artista hoy bajo los aleros del recinto museo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario