Tierra de Nubes es la muestra de fotografías de Luis Monge
en Casa Amón, sede del Instituto Tecnológico de Costa Rica en Barrio Amón, San
José, agosto 2014, curada por Nelson Díaz.
Tierra de Nubes, muestra de fotografías de Luis Monge
Luis Monge fotógrafo, demuestra una profunda cercanía al
paisaje, pero no es un paisaje cualquiera el captado en su búsqueda, en tanto el
albergado en su pensamiento es solo uno: el de Monteverde; sin embargo tampoco se
trata de un solo Monteverde el buscado, es el nuboso, el de la montaña, el
cerro o la pradera y por último está el árbol; otro micro universo que a su vez
posee infinitud de matices de vida, y es esta la que en última instancia le
interesa.
Tierra de Nubes, Monteverde, muestra de fotografías de Luis Monge
Pero Luis Monge es un arquitecto-constructor, pues además de
edificios –materia dura, tangible-, construye paisajes colmados de intangibles,
que logramos ver pero no tocar: las complejas estructuras atmosféricas o nubes,
las brumas del amanecer o en el atardecer con sus sensaciones de nostalgia por
lo que se va sin detenerse, o de esperanza por un algo mejor que siempre vendrá.
Cerca y lejos, fotografía de Luis Monge
A menudo afirmo que mi amigo Luis –además de arquitecto-, es
un asiduo caminante, porque para captar esa diversidad de situaciones
atmosféricas y geográficas de su espacio vivencial, hay que moverse; le requiere
intensas andanzas observando colinas o caminos y siempre encuentra un hilo conductor
para sus lecturas del entorno: un alambre de púa donde quedó pegado un pedazo
de madera para definirnos con ello el cerca y el lejos, o en el cual permanece
atorado la memoria del lugar, el espíritu del sitio que lo conoce y dialoga
cada vez que él emprende esas búsquedas cargando su cámara fotográfica, sus
ansias e ilusiones de sensible artista.
Tierra de Nubes, muestra de fotografías de Luis Monge
Lo conocí hace ya varios años cuando emprendí el proyecto
virtual de Museo del Árbol, y siempre he hallado en él un colaborador
desinteresado quien comparte para con todos nuestros seguidores sus
fotografías. La verdad es que fui descubriéndolo, aprendiendo de él esos
valores tan suyos cultivados en cada una de sus piezas, de esta manera puedo
decir también que lo reconozco cuando visito su página “Tierra de Nubes”, o
cuando aprecio por ahí -entre tantas manifestaciones del arte de nuestros días-,
una fotografía de montañas entre nubosidades veladas con pátinas de su sensibilidad,
y es ahí cuando comprendo el significado, el sentido, el lenguaje, la metáfora
a que él acude para decirnos aquello que él sabe hacer.
Tierra de Nubes, muestra de fotografías de Luis Monge
Digo “amigo”, pero solo lo he visto en dos ocasiones: cuando
inauguramos la muestra de Museo del Árbol dentro de la Ruta de Museos y
Galerías del Festival Internacional de las Artes FIA 2012, realizada en aquella
oportunidad en el Instituto Cultural de México; la segunda vez fue cuando él
visitó mi taller “Casa del árbol” en Paraíso, e intrincamos en reminiscencias
arbóreas al fuego interior de un buen vino; para la tercera, las vicisitudes de
la vida me impidieron acompañarlo en la apertura de esta muestra que hoy
comento con mucho entusiasmo porque lo conozco, lo he seguido y aprendí a
valorar y a interpretar su trabajo creativo. Pero digo amigo -de la nueva
tendencia de ejercer amistad por RRSS-, desde su página, como dije, “Tierra de
Nubes”, y la de Museo del Árbol o con la mía personal con la cual comparto a
diario con muchos artistas y no artistas intercambiando memorias, esperanzas y
manifestaciones culturales para estar al día en esta contemporaneidad mediada
por tanta tecnología.
Sombras, fotografías de Luis Monge
Volviendo a las fotografías de Luis Monge, y a manera de
conclusión de este comentario, quisiera confirmar que no es solo el paisaje
monteverdiano, la montaña, el tronco y el árbol lo que Luis rastrea en su
intenso universo de la creación icono-foto-gráfica, él es un buscador nato, y dicen
que quien busca encuentra; demuestra que dichos indicios de vida colectados
donde y cuando él quiera, no están del todo completos en tanto Luis, lo que verdaderamente
persigue -y por ello es el caminante tal y cual habló Antonio Machado en
aquellos bellísimos versos mil veces cantados-, no es un paisaje físico sino
vivencial por el cual camina, un paisaje interior o existencial el cual a pesar
de que lo busca constantemente, lo lleva dentro y trata de describírnoslo tal y
cómo son con sus imágenes de luz, pero en blanco, negro y silencio.
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