miércoles, 20 de noviembre de 2019

Face/NO/book: Identidades Invadidas

El arte contemporáneo se comporta como agente portador de las miradas puestas en la ciudad, barriadas, ecléctica materialidad y cultura. Los graffitis, impresos, reclamos publicitarios, vallas, mupis, autobuses, señales de tránsito, todo lo adosado a paredes y ventanales de lo edificado, sumando las vivencias humanas ocurridas en su entramado, son un enorme collage colectivo de sumo interés para la sociología del arte, y desafiante abordaje para los creadores visuales. 

Vista parcial de la muestra Face/NO/book: Identidades Invadidas
en Museo de Pobre & Trabajador, Ipís.

Hoy en día se habla de la vestimenta de la urbe actual, y activa una profunda reflexión sobre su existencia la cual es un espejo donde mirarnos inmersos. Al observar el atavismo, es focalizado no la realidad del cuerpo o construido, sino la piel anecdótica que la recubre. Es un doble virtual, arraigado a las redes sociales, pues el real, parece que nos queda corto y buscamos re-direccionar su maquillaje atávico. Es traído a colación, pues, en el pretérito se apreciaba la estructura construida como esencia de la ciudad: lo edificado y que la sostiene; lo preocupante es que hoy nos dejamos influir por las apariencias.

Dibujos de Jorge Bonilla y Roberto Murillo en la muestra Face/NO/book:
 Identidades Invadidas Museo de Pobre & Trabajador, Ipís.

Evocaciones a lo construido
La comparación entre ayer y hoy me estimula evocar la figura de Adriano -emperador romano-, deambulando por su villa en Tivoli, valorando las argamasas de los muros: Tipologías constructivas como el “Opus Reticularon” con el uso de ladrillo y concreto; o el “Opus Caementicium”, mezcla de piedras pequeñas, grava, arena, cal, y agua. También asoman a esta memoria de Villa Adriana, los pavimentos de azulejo en los baños colectivos, cornicería de techos, paredes, salas y habitaciones, y mármoles de los enchapados




Entorno de Museo de Pobre & Trabajador, Ipís y Puras. Fotos LFQ.

A lo que quiero llegar con este ejercicio de yuxtaponer el tiempo, es referirme a la percepción que el habitante tiene en la práctica cotidiana de leer los signos del entorno, sumado a gestos y conductas de quienes la transitan y habitan. En el pasado se contempló la arquitectura, materiales y usabilidad; hoy apreciamos otra piel matizada por la creatividad que impele a subirla a las redes. La realidad actual impulsa a expresarlo al margen: los graffiti, con amplia tipología iconográfica, formas, colores y texturas; además del extensivo uso de tipografías tipofigurativas, que nos relacionan con escrituras muy antiguas.

Vista parcial de la muestra Face/NO/book: Identidades Invadidas
en Museo de Pobre & Trabajador, Ipís.

Redes sociales
El arquetipo y dinámica comunicativa del entorno asemeja a lo que ocurre con redes sociales, y, en particular, Facebook e Instagran, cuando los mensajes se superponen invadidos por nuevas intervenciones u otras páginas que se transparentan al sobreponerse, asumiendo un carácter compositivo muy de la actualidad; una valoración y lectura en profundidad. 

Vista parcial de la muestra Face/NO/book: Identidades Invadidas
en Museo de Pobre & Trabajador, Ipís.

Se trata de un germen ignoto, el cual asimila la lucha por la supervivencia presente, como ejemplo, en la vorágine de la naturaleza, donde son necesarias estrategias ante una cacería constante y agresiva; quien no se sostiene puede sucumbir y dejarse ir en esa dramática deriva de la cultura urbana. En tanto gestos de contradicción histórica, referidos a la muestra, se aprecian en las miradas y rostros de los retratos pintados, dibujados, instalados, fotografiados, modelados, o interpretados en graffitis, persistencia de expresiones de angustia; a pesar de verse ahí retratados.   

Vista de uno de los graffitis fotografiado por Ernesto Pérez para la muestra 
Face/NO/book: Identidades Invadidas en Museo de Pobre & Trabajador, Ipís.

Dicho entramado tecnológico transforma la sociedad, hoy nos mantiene con la mirada clavada en la pantallita del celular. Las caritas o “emotivs”, los retratos individuales o colectivos físicos o conceptuales, los selfies y constantes posteos, son además una pancarta que capta la actual invasión del mercado cuando impera el lenguaje del marketing, lo cual invade nuestra intimidad.

Graffiti fotografiado por LFQ para la muestra.

Graffiti fotografiado por LFQ para la muestra.

Face/NO/book: Identidades Invadidas 
Es un proyecto alternativo y/o experimental en el Museo de Pobre y Trabajador, Ipís de Goicoechea; emerge como un espacio regenerativo de entre el degrado urbano. Será un paisaje en vías de colapso si el habitante no reflexiona sobre la problemática y siembra la semilla de la recuperación en sitios clave. Para esta segunda experiencia, son explorados los retratos filtrados por la invasión de medios de punta, tendientes a formar tribus que también son nuevas formas de colonizaje, en tanto refieren a subproductos del desenfreno consumista, uno de los grandes conflictos modernos, pues conduce a comprar, a gastar, y si no nos vemos reflejados en esos perfiles nos entristece.

Vista parcial de la muestra.

Las plataformas de Facebook e Instagram, son como uno de esos graffitis en alguna de las paredes de las barriadas, sitios públicos, carreteras, parques, y en esa práctica, un artista invade a otro, lo borra, tacha, recrea, reinventa, pero permanecen vestigios de capas anteriores, rastros que poseen enorme interés visual. Para los estudiosos e investigadores sociológicos y culturales, es una especie de contraste necesario para apreciarlo, debemos actuar como palimpsestos, tarea de escarbar en la piel del territorio para descubrir puntos de inflexión.


Jorge Bonilla, "Los Olvidados", 2019. Dibujo en acrílico sobre tela.

Esta muestra es una exploración a las identidades invadidas: A los héroes desconocidos que no alcanzan alguna visibilidad; a los poseedores de nuestros (des)afectos pero que intentamos rescatar del anonimato; son los personajes urbanos que transitan cada día angustiados ante estas tensiones y calamidades, como la precariedad, impactados por el desamor y desesperanza. Estos rasgos son evidentes en los dibujos en acrílico sobre tela en gran formato de Jorge Bonilla, sus “Personajes Olvidados”; o en los trazos en carboncillos sobre papel de Roberto Murillo, que van al fondo de las madrigueras humanas habitadas bajo los puentes, entre los resquicios de los muros y donde no hay paliativo más que dejarse morir.

Roberto Murillo. El color de hormiga no estaba en mi paleta y ahora qué? 2019. 
Dibujo en carboncillo sobre papel.

Roberto Murillo. Siempre en mi mente y no siempre es divertido. 2019
Dibujo en carboncillo sobre papel.

Dibujos en carboncillo sobre papel de Roberto Murillo, 
El hombre que tenía un duende obsesivo adentro. 2019

Apreciar la muestra será un punto de quiebre que nos cortará en el camino para mirarnos a sí mismos, inmensos en esa trama vivencial que alberga el presente, y que demuestra trazos que el habitante deja en las paredes, tapias, puentes, compartidas por Instagran y Facebook, para apropiarse de lo que venga de vuelta: “un Si o un No me gusta”, expresados por los “emotivs”, o lenguaje universal cuya fuerza crece anticipando la decadencia de la escritura, delante del auge de los discursos no verbales. Cuando los habitantes van por las aceras hermetizados en su habitáculo tecnológico de audífonos, capturado por el celular, se va perdiendo la libertad de relacionarse con los demás, y es cuando prevalecen dichos signos sin palabras pero que levantan el ego de la creciente virtualidad.

Collage de graffitis fotografiados por Maurizio Bianchi en Madrid y San José; 
Amit Ganjoo en Yammu y Bombai, India, y LFQ en San José.

Graffitis fotografiados por Ernesto Pérez Ramírez en Ciudad de México, 2019. 


Graffitis urbanos
Tal y como ocurre en la dinámica de las redes, sumado al interés de retratar la situación de la urbe contemporánea, se exhiben capturas fotográficas de graffitis en distintas ciudades del mundo, constata la existencia de complejos lenguajes visuales: Maurizio Bianchi (Italia) comparte imágenes encontrados en Madrid y San José. El aporte de Amity Ganjoo a la muestra testimonia el forcejeo social un conjunto de sensibles documentos de esa piel que recubre muros y puentes en ciudades como Jammu y Mumbai de la India, que además de alegorías de su cultura, aprecian la angustia que pervierte la paz en otras fronteras y continentes. Ernesto Pérez Ramírez expone sus fotografías de graffitis capturados en ciudad de México y San José, trae certeza al interés en determinar el carácter de estas miradas y el lenguaje visual en otras latitudes. 

Intervención de Carlos Roberto Lorenzana, Discurso de un modelo de vida, 2019

Irvin González, Distorsiones visuales. Fografía de graffiti y cableado. 2019.
  
El tema del graffiti constituye un collage desaforado en tanto remite a realidades que no pueden obviarse en una contemplación de la urbe, en tanto son narrativas que ilustran la vida y de ahí emerge el pensamiento crítico del presente. Carlos Roberto Lorenzana expone un dibujo caricaturesco del esqueleto humano, cuya huesera vibra por las ensordecedoras pitoretas y humos benzínicos que impelen a fenecer el hábitat. Jacob Agüero se apropia del lenguaje de los comics y reinventa esos caracteres traviesos de la crítica imaginación, para decirnos que estamos en otra era evolutiva distinta a la modernidad y contemporaneidad, y que nadie se atreve aún a formular su nombre. Por su parte, Irvin González, comparte una esquina del entramado metropolitano, con una fachada pintada con gráficas emparentadas con los graffiti, pero el detalle que agrega interés a esta captura son los cables telefónicos y de tv, ensortijados y colgantes; por ahí es donde fluyen las comunicaciones que nos mantienen conectados, son útiles, pero también nos ponen en vilo esperando el reflujo del sistema.


Carolina Guillermet Articulación de las contradicciones, 2019.
Guache sobre papel para caligrafía

Dentro de otra percepción del paisaje urbano, Carolina Guillermet aborda la ciudad, en tanto que ella se inició pintando casas de una zona de Barrio México, y sus propuestas en acrílico sobre tela son síntesis de esa actividad creativa, cargada de sinestesias sonoro-visuales que reproducen la vida y actividad de esas barriadas periféricas.

Roberto Guerrero. Estudio para una representación de Xochipilli, 
el príncipe azteca de las flores y las mariposas, 2016. Fotografía digital retablada.

Otras miradas invadidas
De Roberto Guerrero se expone un autorretrato, en el cual se trasviste apropiándose de la personalidad de una deidad mexica, “Xochipilli”, divinidad de las flores, mariposas y alegría del vivir, a pesar de las contradicciones tan sensibles en hoy, capta tres retratatos que se invaden uno al otro: el trucado, el de la deidad y el niño interior que todos llevamos. 


José Alberto Hernández. “RIP-Retratos inconclusos policiales”2005-2010
Hojas de Contacto sobre papel fotográfico

José Alberto Hernández va a los registros delincuenciales para mostrarnos caras provenientes de los archivos penales: “Hojas de Contacto RIP-Retratos inconclusos policiales” (2005-2010), son testimonio de la nefasta actividad del hampa, que nos quita algo más que la paz interior al núcleo social y familiar; pero que son una de esas capas de la realidad que se transparenta. No están nada lejos de -y como ya expresé-, de los dibujos de Jorge Bonilla, que son rostros ansiosos y desesperanzados que marcan a algunos caminantes de la urbe, aquellos quienes duermen bajo los puentes, aleros y ángulos de las edificaciones en condición infrahumanas; o de los escarnecedores conflictos de la psique humana, traídos a la sala por Roberto Murillo. 

Ricardo Ávila. Retratos de Autorretratos de grandes maestros del arte, 2013
Pintura acrílico sobre tela.

Zulay Soto. Generación de sueños. S/f. Collage.

Zulay Soto. Con Lennon en el corazón. S/f. Camiseta.


La pintura acrílica “Los grandes maestros de la historia del arte”, de Ricardo Ávila, es un documento para reflexionar sobre el retrato y autorretrato actual y estilos de arte de todos los tiempos; Ávila pinta y reinterpreta obras de cada maestro, imprimiéndoles su genuino carácter naif. En otro ángulo se ubica la propuesta de Zulay Soto, con sus collages de fotografías y recortes al estilo del Pop y el arte de los años setenta, los convierte en autorretrato sumida en una contracultura del tiempo, reflejo no solo de ella como artista crítica, sino al cuestionamiento a la misma sociedad. Y en tanto mirada a lo actual, no podíamos dejar de representar el arte popular y artesanal, con los jícaros grabados con figuras del arte precolombino, de Luis Fernando Gómez, son un retrato que valoriza lo originario.

En la parte superior escultura en resina de Ángel Vapor.

Otto Apuy. Gestos de un performance en Barcelona, 1978.

Flavia Sánchez. Autorretrato capturado de la página de Facebook de la artista, 2019.

En otra área de las paredes de Museo de Pobre y Trabajador abordamos un matiz más contemplativo del territorio del alma, del pensamiento reflexivo pero que son como llevar una piedrita en el zapato. Un retrato relieve en resina “S/T” del escultor Ángel Vapor (USA), el cual contempla la contradicción del vacío. Los gestos son propios de esos estados cuando se intenta expresar las vivencias o confrontaciones entorno-sociedad, en este abordaje se expone un autorretrato de Flavia Sánchez, capturado directamente de su página de FB, con una mueca de incomodidad y criticidad en las relaciones intrapersonales. Además, la fotografía de un performance de 1978 realizado en Barcelona, de Otto Apuy, activa gestos o muecas precisamente en los tiempos liminares del conceptualismo y su acceso al arte costarricense. En este mismo espacio, montamos una pieza quizás lúdica e irónica, pero que subvierte el momento, ”S/T” de Rodolfo Morales, consiste en la tapa de inodoro adosada a la pared, pero al levantarla, devela nuestro propio rostro reflejado en un espejo.

Marcela Araya. Size, 2019. Tres camisetas con fotografía sublimada.

José Rosales, “Nuevas personas 2”, 2019, 
álbum fotográfico, con 40 fotografías instantáneas intervenidas.

Son quizás una isla en ese entramado de contradicciones, pero sin alejarse de tal persistencia de la violencia, cuelgan las tres “tshirt” de Marcela Araya, tituladas “Size”, signo evocador de la estatura, denuncia o provocación del tema femenino imperante y ecos del arte joven. Tampoco podía dejar de reflexionar acerca de los asuntos de la niñez y el peligro que cierne en ellos ante esta sociedad de míseras conductas: hablo de la pieza de José Rosales, “Nuevas personas 2”, 2019, álbum fotográfico, con 40 fotografías instantáneas intervenidas, que exponen la pureza del infante.

Othelo Quirval. Desaparecidos de Ayotzinapa, 2016, 
instalación con retratos en acrílico sobre cartón de empaques de cereal.

Entonces -y con esto cierro el análisis a esta exposición en Museo de Pobre y Trabajador ubicado en Ipís, crítica del sistema de la cultura oficial. Diría que explorar las identidades invadidas con imágenes, memes y otras recurrencias publicadas en redes sociales, se vuelve arqueología bajo la piel urbana, donde encontrar en cada esquina un rasgo influyente en el comentario visual de la situación, cuando a pesar de que se ama y convive, también se agrede, y mirar estas fotografías y obras de arte, expuestas en el espacio contemplativo de un museo también al margen, se vuelven espadas de doble filo.

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