Tramas en piel de la memoria
Cuando visito una muestra de arte contemporáneo -tal y como lo hice con “Heartseed” de Annalee Davis en “TEORéTica: arte + pensamiento”-, me cuestiono sí comentarla o por qué no hacerlo; a veces tan solo quisiera guardarme esas impresiones y lecturas para mi mismo, sin compartirlas, pero me siento, obvio, obligado. Es cuando salgo del museo o galería aturdido, con los pensamientos acerca de lo percibido dando vuelta en la cabeza y no dejan estar en paz hasta sentarme a escribir y sacar conclusiones.
“Heartseed” de Annalee Davis en “TEORéTica
Ante una propuesta como la exhibida, es suficiente extender la mirada para advertir ciertos anclajes o activadores para hacerlo. Si no siento esa advertencia y un resquemor que instiga, salgo igual que como entré. Pero, si por el contrario lo advierto, comienzo a colectar rastros, a leer signos, a cavar en el mismo “terreno” donde la artista sustentó su trabajo. Además, requiere tomar fotografías y mancomunar ese cúmulo de memorias para darle algún sentido, reflexión, análisis, actividad mental, teórica e inflexión que punce mi pensamiento crítico y saberes, para que exista empoderamiento, y el resultado de tal internamiento pueble mis posibles lecturas de aquel paisaje observado.
“Heartseed” de Annalee Davis en “TEORéTica
¿Por qué me interesó el trabajo de Annalee Davis?
Encontré extrañamiento, profundidad, poesía, y ocurre cuando la o el artista alcanza lo sublime a caudales. Ella al investigar el entorno e historia de su país, tanto como el sitio donde trabaja, a quien investiga es así misma, investirse de lo autobiográfico y que atañe al dominio de sus experiencias; es por esta razón que hablo de encontrarse a sí misma al escarbar en los vestigios históricos, humanos, socio-culturales y geográficos.
Piel de la superficie
Uno de los signos que capté de primera intención fue el de la tierra, tanto como materia orgánica cultivable o idea de territorio, como además suman los pobladores o el paisaje humano y entorno, o caracteres del lugar. Albergan en esa piel marcas evocadoras del acontecer, lejano o cercano, recordándonos lo que fueron o son hoy, y que transparentan en gráficas, textos escritos por sus cultores e investigadores visuales.
“Heartseed” de Annalee Davis en “TEORéTica
Son registros de trazos en papel que nos hablan de caracteres sociales, raciales, coloniales, y en todo ello hay señas de la memoria cultural, que les resolvió su forma de subsistencia y que no desaparece a pesar de las nociones del tiempo: vicisitudes de colonización, paso de tormentas, tribulaciones naturales pero también sociales y políticas. Esa piel es un paso por una condición, una travesía entre mares e historias que saben de esclavitud y dependencia de los centros (Barbados se independizó en 1966 del Reino Unido).
El abordaje
Los trabajos expuestos abordan una traza de cultivos que catapultó a aquella nación a la negociación, al comercio, apegado a tradiciones que van desde el vestido, la gastronomía, las canciones y música, que también se escribe o anota como aquellos historiales contables que como tramas de una amalgama de identidad, aún brindan templanza y posicionamiento, ante los intrincados esquemas políticos y neo-hegemónicos, que, son como dije un certero retrato de aquel país caribeño.
“Heartseed” de Annalee Davis en “TEORéTica
“Heartseed”
Esos dibujos de Annalee Davis (1963), exhibidos entre octubre 2019 y febrero 2020 en TEORéTica, disertan sobre signos de poder: Las grandes competencias y competidores mundiales en materia monetaria, malabares económicos de la bolsa, venta y compra de productos e insumos agrícolas, tejes y manejes de subsistencia del habitante común, quien implica con esos modelos para su subsistencia. Focalizan al Caribe, a los trabajadores, a las familias quizás migrantes, la esclavitud, las prácticas de explotación, hasta el vestido e indumentarias definen -como acota el curador de la muestra Miguel Ángel López, un paisaje o cartografía- “… del cuerpo, de la tierra y de la historia.”
Son gráficas inmemoriales con una idea del tejido o bordado, el cual aparece no solo en los dibujos como una capa de vivencias socioculturales, vistosidad que también vende y consume el turismo, sino que existen capas de extrañamiento, tramas de nostalgia por un entorno que la modernidad colapsó, borró, trabó, arteria por donde corre la sangre irrigadora de la figura central: “Corazón-semilla”.
Las hojas de contabilidad como las usadas el siglo pasado, para anotaciones y numerales son otra estratificación visible, ideada como retícula o armazón de esos complejos lenguajes de la economía, donde influyen variables como el tiempo atmosférico que también puede acechar a lo agrícola y a las cosechas; o el de la temporalidad reloj que arrastra nociones del ayer, hoy, mañana. Son como el bajo continuo en los ritmos musicales tradicionales del Caribe, un pulso fijo sobre el cual se montan distintas figuras compositivas, como canciones, pero a veces son puros números o en otras letras con contenidos precisos.
Es por ello quizás que me motiva a considerar la muestra como tramas en la piel de la memoria, pero no es una memoria perpetua, sino un tejido que respira, se ensancha o encoge, en ocasiones hasta se agita en un desencadenamiento desbordado.
“Heartseed” de Annalee Davis en “TEORéTica
Bordado de signos
Los dibujos coloreados y en técnicas mixtas representan estudios gráficos de una investigación sobre plantaciones, cañaverales con dibujos de raíces, lo que está bajo la superficie y no se ve, pero que por éstas corren nutrientes y por ende vida. La industria y tecnología de esa noción del tiempo, es rizoma que se entiende sin saber por dónde, pero de repente brota en una nueva superficie y reinicia el sistema; vuelve a sentirse el pulso continuo con sus cantares y matices.
La tipología de soporte de hojas de contaduría, de alguna manera me recuerdan otras expresiones, como la muestra en Teorética de Johana Calle: “Variaciones políticas del trazo” 2008, discurso de valores numéricos y gráficas rastreando flujos de valor, pero también de crítica al cuestionar la ceguera e insensibilidad de los emporios mundiales.
Además de la muestra “Heartseed” de Annalee Davis, TEORéTica presenta el libro de su autoría: “Sobre el estar comprometida con un lugar pequeño” (volumen No. 5 de la serie Escrituras Locales). El libro reúne ensayos y concentra su actividad como docente, conferencista, tallerista y gestora de plataformas para la investigación cultural en aquellas lejanas pero cercanas cartografías caribeñas, que comparten muchas miradas y sensibilidades por el arte, con nuestras situaciones locales.
“Heartseed” de Annalee Davis en “TEORéTica
Ella comenta en un “statement” publicado en su página web, que centra su quehacer creativo e investigación, en un sitio anteriormente operativo como plantación de caña de azúcar del siglo XVII. Y agrega:
“Excavando en el suelo, extraigo tiestos de los siglos XVII y XVIII y examino los archivos familiares y públicos para desentrañar la historia de varias capas de esta antigua plantación, subvirtiendo su grabación comercial”. (https://www.annaleedavis.com)
Constata su rol en la práctica artística: Actuar cavando entre las estratificaciones, no solo físicas, geográficas, sino históricas, para descubrir el valor de un tiempo, y sus hilos que pueden volverse a entretejer, a borda; pero no es el tiempo que corre como el segundero, veloz y se aleja, sino el fractal, el que se queda, pues es el lenguaje de la poética, de la creatividad, de la plantación interior que ella lleva dentro, de su “Heartseed”.
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