La Bienal Internacional de Arte Contemporáneo de América del Sur, actúa como el mismo rizoma en la meseta del conocimiento que la inspira y empujar a existir, extendiéndose por distintos puntos geográficos del planeta, alcanzando, en esta oportunidad a 20 países en 44 ciudades y más de 110 sedes. El germen de la creatividad, aunado a los estudios biónicos de investigadores locales, brotó también en Costa Rica, albergados por el Centro Cultural de España en San José.
Jonahtan Torres. Km6264 Bienal/Sur, 2019. Foto LFQ.
En tanto propuesta, Km6264 Bienal/Sur, exhibida durante octubre 2019, con la participación de la artista Claudia Valente de Argentina, y el costarricense Jonathan Torres, curada por Susan Campos (CR) y Mariela Yeregui (Arg), abrió un lapso de contemplación de lo que la inteligencia humana aplicada a lo artificial podría lograr para impactar la realidad contemporánea, y el arte es su mejor aliado. La coordinación estuvo a cargo de la Universidad de Costa Rica, y la Universidad Nacional Tres de Febrero en Argentina.
Invadir / Resistir
Desglosa el paradigma sociológico de la comunicación actual, con sus códigos, tecnología, medios y herramientas, ante el fenómeno de las redes sociales u otros espacios de la virtualidad, donde y cuando somos invadidos por la acción simbólica del poder, en igualdad de condiciones. Mantenemos actividad en tanto resistimos a sus tácticas de dominación, embates hegemónicos como es el comercio y el lenguaje invasivo del marketing que intenta convertirnos en consumidores a ultranza, y que llega, aunque no admitamos su persistencia, hasta el mismo seno de nuestra intimidad.
Claudia Valente. Km6264 Bienal/Sur, 2019. Foto LFQ.
Las curadoras de la muestra anotan en su texto del proyecto impreso en una hoja suelta a disposición del espectador que, al apreciar lo expuesto, observamos las interrogantes estructurales que artistas e investigadores derivan de sus estudios sobre el comportamiento, pero, sobre todo, morfología de las especies observadas, las cuales proyectan su naturaleza de sociedades invadidas: “…en su fluctuación entre el gesto desestabilizante y perturbador de la invasión, por un lado, y la resistencia ante el avance de la acción indiscriminada del ser humano, por otro”. Y con contundencia focalizan el fondo de la paradoja: “Ambas manifestaciones son las caras de una misma moneda: para poder resistir, a veces, es necesario invadir”.
Investigaciones acerca de la biónica
Al recorrer la sala del CCEs me vino en mente la figura de Leonardo Da Vinci, personaje que engloba la idea de transformar, inventar e innovar probando todo lo posible para obtener un producto creíble. Los relatos de la vida de Da Vinci son tan sorprendentes como edificadores, hitos para el arte de todos los tiempos y en especial para el contemporáneo que pivotea de la mejor manera, tal y como lo hizo aquel individuo poseedor de un extraordinario nivel de pensamiento crítico, al interactuar con la ciencia, la técnica (biónica), entre otros saberes y conocimiento humano donde implica la creatividad. Sus biógrafos alegan que el florentino llegaba al mercado a comprar palomas, y una vez suyas, las soltaba para dibujarlas en vuelo.
Jonathan Torres. Km6264 Bienal/Sur, 2019. Foto LFQ.
Demuestra el interés por el análisis de la locomoción animal y los sistemas de vuelo, fueron constante preocupación para el ingenio davinciano, y lo demuestran sus dibujos que eran detalladas taxonomías, desgloses o despieces de aves u otras criaturas, pero, sobre todo, le interesaron las alas en tanto arrojaban información para proyectar sus modelos, que de una u otra manera merodeaban el secreto de poder volar develado hasta siglos después.
La Biónica
Es una disciplina que focaliza modelos naturales aplicados a la técnica, a la ingeniería, a la electrónica, al diseño industrial y de productos, a la arquitectura. Muchos de estos productos utilizados en la actualidad, fueron ideados a partir de la observación minuciosa de una función similar encontrada en la naturaleza. Por ejemplo, en los campos, existen unas plantas cuyos frutos portadores de micro semillas, son una bolita que se pega a la ropa, y nosotros mismos las transportamos a otros lugares donde caen y son depositadas en el terreno. Los estudiosos de la biónica condujeron ese proceso a lo que hoy llamamos “velcro”, aplicado en prendas del vestir, calzado, enseres domésticos, entre otros.
Jonathan Torres. Km6264 Bienal/Sur, 2019. Foto LFQ.
Lo expuesto en el CCES
El encanto por descubrir utilidad derivada de lo vivo, abren nuevos espacios que interesan al individuo creativo, entre estos a los artistas visuales quienes lo mezclan con la fotografía, el video, el video mapping, los drones, la robótica, entre otros.
La propuesta de Jonathan articula en una burbuja de vidrio que contiene el modelo de un insecto, escalado para apreciar mejor sus sistemas y configuración. A la burbuja se le proyectan videos y células captoras de sonido, imágenes proyectadas a las paredes y se expone un computador con el diseño los esquemas y secuencias y los mapeos. El detalle y alcance de los estudios y el uso de tecnología laser e impresoras 3D para obtener las piezas y armado de los modelos, importa. Además de la sincronía nos posibilita contemplar la inteligencia humana aplicada a la biónica y a los estudios del vuelo de los insectos, tal y como lo hizo Leonardo varios siglos antes, pero sin tener a disposición el arsenal tecnológico actual.
La pieza de Claudia Valente explora una flor de intrincada estructura pentagonal, llamada en estos lares como "la pasionaria", que abre y cierra, lo cual se puede apreciar en el libro arte expuesto donde aparece esa dinámica configurativa, de muchos matices y posibilidades ampliativas tanto en diseño gráfico como de productos.
La pieza de Claudia Valente explora una flor de intrincada estructura pentagonal, llamada en estos lares como "la pasionaria", que abre y cierra, lo cual se puede apreciar en el libro arte expuesto donde aparece esa dinámica configurativa, de muchos matices y posibilidades ampliativas tanto en diseño gráfico como de productos.
Libro arte con modelos biónicos, de Claudia Valente en este caso de la flor llamada "pasionaria".
Km6264 Bienal/Sur, 2019. Foto LFQ.
La pieza de Jonhatan Torres, el despiece de uno de estos insectos, es exhaustiva en información, y me recuerda su muestra paralela en el espacio de El Tanque, del Museo de Arte y Diseño Contemporáneo, titulada “Estudio para emular la agonía”, 2019. La metodología de lo universal a lo particular profundiza exponiendo esos modelos tan hábilmente obtenidos por su experticia de escultor. En mi comentario de esa muestra, referencié otras investigaciones también sorprendentes.
Estar en la propuesta del El Tanque, comenté, me pareció sumirme en el laboratorio de un estudioso de la biónica o la biomimética, quien diseña complejos sistemas artificiales que se mueven e impresionan, para configurar y producir ambientes mediados en un mundo que, no tiene por qué quedarse ahí, solo en lo estético-crítico como un estado de resistencia ante la invasión de lo externo. El gran paso sería dar el salto definitivo para sostener la vida de esta sociedad embargada por el germen de la paradoja y, como dije en ese texto, la incertidumbre.
Recursos museográficos para sostener el concepto de la exposición.
Km6264 Bienal/Sur, 2019. Foto LFQ.
Evoqué e investigué también para familiarizarme con ideas que elaboran este carácter de arte: El de crear drones o nano robots sustitutos de insectos voladores que tuvieran la utilidad de mejorar la agricultura, combatiendo a los agresores e invasivas larvas. Encontré en internet un articulo de la universidad de Washington titulado “Insectos robots con energía láser, el ejercito invisible del futuro”, acerca de drones de un pequeño tamaño que pudiera ser inyectado dentro de un cuerpo humano para combatir la invasión de organismos patógenos que provocan graves afectaciones a la salud.
Quizás lo que Leonardo no logró aplicar, fue la fuerza que empujara sus sistemas de vuelo: el combustible, y que la sociedad industrial llevó al grado de debacle al explotar inadecuadamente los recursos naturales. Hoy los investigadores utilizan energías limpias como la luz y el calor solar para mover estas estructuras. Como ocurre con los interesantes ensambles robóticos del mexicano Gilberto Esparza con sujetos bio-electrónicos llamados “plantas nómadas” y las plantas “autofotosintéticas” (https://arttextum.net/portfolio/plantas-autofotosinteticas-de-gilberto-esparza/ ) a partir de piezas recicladas de la electrónica, que encuentran en las aguas turbias y en el proceso biotecnológico de limpieza, la energía válida para moverse y deslumbrarnos con su capacidad creativa e innovación en el arte cuando se alía con la ciencia.
A manera de conclusión diría que lo expuesto alcanza el nivel de “producto creíble”, de riguroso detalle, corte, ensamblado. Sin embargo, pienso también que carecen de la “fuerza” motora y que ese poder provenga de una mayor investigación acerca del uso de energías limpias. Pero además, y como señalé en mi comentario de la propuesta de Torres en El Tanque del MADC, buscar alguna utilidad a esos estudios que den soluciones factibles a tantos males y carencias en la sociedad actual, para que el artista sea el eterno entendimiento cuya misión será la de transformar el medio y los recursos para alcanzar mejores estándares y calidades de vida.
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