domingo, 10 de agosto de 2014

Luis Monge: El paisaje que él lleva dentro


Tierra de Nubes es la muestra de fotografías de Luis Monge en Casa Amón, sede del Instituto Tecnológico de Costa Rica en Barrio Amón, San José, agosto 2014, curada por Nelson Díaz.

Tierra de Nubes, muestra de fotografías de Luis Monge 

Luis Monge fotógrafo, demuestra una profunda cercanía al paisaje, pero no es un paisaje cualquiera el captado en su búsqueda, en tanto el albergado en su pensamiento es solo uno: el de Monteverde; sin embargo tampoco se trata de un solo Monteverde el buscado, es el nuboso, el de la montaña, el cerro o la pradera y por último está el árbol; otro micro universo que a su vez posee infinitud de matices de vida, y es esta la que en última instancia le interesa.

Tierra de Nubes, Monteverde, muestra de fotografías de Luis Monge 

 Pero Luis Monge es un arquitecto-constructor, pues además de edificios –materia dura, tangible-, construye paisajes colmados de intangibles, que logramos ver pero no tocar: las complejas estructuras atmosféricas o nubes, las brumas del amanecer o en el atardecer con sus sensaciones de nostalgia por lo que se va sin detenerse, o de esperanza por un algo mejor que siempre vendrá.

Cerca y lejos, fotografía de Luis Monge 

 A menudo afirmo que mi amigo Luis –además de arquitecto-, es un asiduo caminante, porque para captar esa diversidad de situaciones atmosféricas y geográficas de su espacio vivencial, hay que moverse; le requiere intensas andanzas observando colinas o caminos y siempre encuentra un hilo conductor para sus lecturas del entorno: un alambre de púa donde quedó pegado un pedazo de madera para definirnos con ello el cerca y el lejos, o en el cual permanece atorado la memoria del lugar, el espíritu del sitio que lo conoce y dialoga cada vez que él emprende esas búsquedas cargando su cámara fotográfica, sus ansias e ilusiones de sensible artista.

Tierra de Nubes, muestra de fotografías de Luis Monge 

 Lo conocí hace ya varios años cuando emprendí el proyecto virtual de Museo del Árbol, y siempre he hallado en él un colaborador desinteresado quien comparte para con todos nuestros seguidores sus fotografías. La verdad es que fui descubriéndolo, aprendiendo de él esos valores tan suyos cultivados en cada una de sus piezas, de esta manera puedo decir también que lo reconozco cuando visito su página “Tierra de Nubes”, o cuando aprecio por ahí -entre tantas manifestaciones del arte de nuestros días-, una fotografía de montañas entre nubosidades veladas con pátinas de su sensibilidad, y es ahí cuando comprendo el significado, el sentido, el lenguaje, la metáfora a que él acude para decirnos aquello que él sabe hacer.

Tierra de Nubes, muestra de fotografías de Luis Monge 

 Digo “amigo”, pero solo lo he visto en dos ocasiones: cuando inauguramos la muestra de Museo del Árbol dentro de la Ruta de Museos y Galerías del Festival Internacional de las Artes FIA 2012, realizada en aquella oportunidad en el Instituto Cultural de México; la segunda vez fue cuando él visitó mi taller “Casa del árbol” en Paraíso, e intrincamos en reminiscencias arbóreas al fuego interior de un buen vino; para la tercera, las vicisitudes de la vida me impidieron acompañarlo en la apertura de esta muestra que hoy comento con mucho entusiasmo porque lo conozco, lo he seguido y aprendí a valorar y a interpretar su trabajo creativo. Pero digo amigo -de la nueva tendencia de ejercer amistad por RRSS-, desde su página, como dije, “Tierra de Nubes”, y la de Museo del Árbol o con la mía personal con la cual comparto a diario con muchos artistas y no artistas intercambiando memorias, esperanzas y manifestaciones culturales para estar al día en esta contemporaneidad mediada por tanta tecnología.
Sombras,  fotografías de Luis Monge 

 Volviendo a las fotografías de Luis Monge, y a manera de conclusión de este comentario, quisiera confirmar que no es solo el paisaje monteverdiano, la montaña, el tronco y el árbol lo que Luis rastrea en su intenso universo de la creación icono-foto-gráfica, él es un buscador nato, y dicen que quien busca encuentra; demuestra que dichos indicios de vida colectados donde y cuando él quiera, no están del todo completos en tanto Luis, lo que verdaderamente persigue -y por ello es el caminante tal y cual habló Antonio Machado en aquellos bellísimos versos mil veces cantados-, no es un paisaje físico sino vivencial por el cual camina, un paisaje interior o existencial el cual a pesar de que lo busca constantemente, lo lleva dentro y trata de describírnoslo tal y cómo son con sus imágenes de luz, pero en blanco, negro y silencio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario