jueves, 7 de agosto de 2014

Gestos (im)posibles: Generación del encierro, arte salvadoreño


El Lavo V de Teorética ofrece la muestra “La generación del encierro”, arte salvadoreño contemporáneo, curaduría: In Situ (Mauricio Esquivel y Jaime Izaguirre), con los artistas Colectivo Arca, Abi Reyes, Jaime Izaguirre, Javier Ramírez, Luis Conejo, Mauricio Esquivel, Mayra Barraza, Melissa Guevara, Rodrigo Dada, Sandra Leiva, Virginia González y Walterio Iraheta, evento “EMERGENCIA: Contextos Volcánicos” y el programa “Organización-En –Residencia” de la Fundación Teorética.

La muestra ofrece intensos anclajes, en su mayoría me detuvieron a observar o esculcar sus significados, a preguntarme sobre sus repercusiones de lo que el colectivo titula “La generación del encierro” en El Salvador actual, nación afectada por el embate de la guerra durante el último tracto del siglo pasado, la aparición de las agresivas maras, el incontrolable trasiego de drogas, el fenómeno de la migración y hasta las adversidades de la misma naturaleza.  La propuesta repercute con signos presentes no sólo de San Salvador, sino en las demás capitales del istmo centroamericano, sacudidas por situaciones de violencia, pobreza, robos, secuestros, cuando al habitante urbano no le queda más que refugiarse en una tirante sensación de paz, la que irradia su propia intimidad pero encerrado entre rejas o bajo el control de todo tipo de mecanismos de seguridad privada.

Los significados no están del todo a flor de piel en las piezas exhibidas e incluso algunas discursan con la fogosidad de los opuestos, por ejemplo, una de las piezas que más me gusta fue la fotografía “Limbo”, 2013, de Rodrigo Dada, la cual admite interpretar ciertos grados de libertad con tres rostros juveniles flotando en las aguas de una piscina, sin embargo, nadie conoce en qué condiciones se encuentran y si el perímetro de la aparente libertad esté cercado de púas, o lo que implica la cámara de video en esta sociedad mediada o vigilada ante la acuciosa mirada del poder. La segunda pieza del autor es “Serie Loop”, donde una mano masculina pareciera inerte ante las contingencias del día a día, sin embargo al mirarla con detención se advierte un pulso marcado por el golpe de su muñeca.

Lo tematizado por curadores y artistas centralizan ese carácter de la cultura urbana en estas décadas iniciales del siglo XXI, mediada por la tecnología que instiga a la discordia –como predijo Mischerlich ya en la década de los sesentas del siglo anterior-, en un forcejeo de caracteres de identidad que impiden reconocer al vecino, paradoja de la Era de la Comunicación, cuando la existencia de mecanismos comunicativos es la más amplia jamás conocida, en similar medida estamos inmersos en la incomunicación, sucede incluso cuando una pueril mirada del otro ofende, puede que hiera o hasta pervierta.

Al focalizar esta exposición, me invadió otra paradoja: las propuestas que más me gustaron -que por lo general suelo fotografiar yo mismo para acompañar estos comentarios-, en “La generación del encierro” no logré hacerlo, en tanto al estar las imágenes cautivas tras el vidrio del enmarcado -otra manifestación del signo de encierro, en este caso de la imagen-, me devolvían la mía, con la cámara en mano tratando de traspasar el vidrio para captar mejor los contenidos.

Melissa Guevara “Sin título, 2014, vértebra humana metalizada sobre almohada”

Virginia Cortez, “Sin título 2014” platos intervenidos.

La otra fotografía que me encantó fue la de Walterio Irhaeta titulada “Diálogo con Magritte, de la serie mis pies son mis alas 2008”, en tanto el calzado ayuda a desaparecer de la escena en cuestión, pero a veces se nos quedan perdidos delante del azul firmamento, como si nada ocurriera ante la gran pantalla escenográfica del trajín de la vida.
La pieza “Sin título, 2014, vértebra humana metalizada sobre almohada” de Melissa Guevara, evoca esas épocas de masacres, guerras, dictaduras y maras, gestos evidentes de una historia cercana de El Salvador –pero, como se dijo-, nada aislada si abrimos el visor hacia el resto de naciones del área, y aquel resto humano dispuesto sobre una almohada roja, se vuelve trofeo en esa lucha cotidiana por subsistir.
Los platos de Virginia Cortez, “Sin título 2014” fijan mi pensamiento en el sentido de la mesa, subvertido por el aparente vacío, pero con cierta pericia visual se aprecian sutiles trazos impresos en blanco, incertidumbre que discursa sobre el estado de vernos, con las miradas de frente ante la mesa, amenazados por la corrupción de lo externo que intenta colarse hacia los íntimos adentros.

Jaime Izaguirre“Cielos de bolsillo 2013”

Abi Reyes “Prelibri, de la serie Prelibri” 2013 

“Cielos de bolsillo 2013” de Jaime Izaguirre es una libreta de anotaciones con un trazo muy sensible, quizás silencioso de nubarrón, advertencia quizás de las contingencias de la naturaleza pero también de aquello que hace vulnerable la libertad, como el Caballo de Troya que podemos portar en nuestro propio bolsillo.
La pieza “Prelibri, de la serie Prelibri” de Abi Reyes nos vuelve a sumir en esos espacios de lo propio para discursar con nostalgia o extrañamiento por esos sentidos que entretejen los intersticios existentes entre las palabras, esas que a veces se rozan entre sí, nos penetran, o nos “muerden” hasta instigarnos a emitir el “me gusta”.

Trazos en la pared del Colectivo ARCA

 En el recorrido de las salas me instigaron esos seres dibujados por el Colectivo ARCA, mostrando sus miembros o exhibiendo posiciones en un espacio donde a pesar de demostrar una mejor posición admitida por la sociedad, nos retrotraemos ensimismados o conmocionados y por ello deambulan por los resquicios o reptan en el repello de las paredes.
 “Nadie, solo existen las personas que he besado” 2012, es un texto impreso en papel bond del cual hay un buen fajo dispuesto sobre un banco, nos arranca un poco de la fuerza inicial con que nos dispusimos a catar la esencia de estas propuestas de artistas salvadoreños contemporáneos, en tanto “Nadie” nos deja desguarnecidos intentando saborear el gusto y perfume del último trago de un buen tinto, como aquel vino de Costantino Kavafis en “Recuerda cuerpo…”, “recuerda cuanto te amaron…”, “cuántas miradas se posaron en tí”.

 “Nadie, solo existen las personas que he besado” 2012.

Mayra Barraza, Retrato.

También me conmovió las miradas de los retratos trazados por Mayra Barraza, me recordaron sus dibujos de los años noventas cuando dibujó a los mareros, quizás hasta las tizas quisieron diluirse en esos trazos transparentes de la psique de cada personaje, o cualquier otro miembro anónimo de esta sociedad incomunicada donde advertimos gestos y especulamos sus significados.

Queda un remanente de dos piezas que ellas mismas impidieron observarlas, en tanto su imagen era invadida -como expliqué-, por la mía: El dibujo en mixtas de Luis Cornejo “Melting carrot 2013, y “Estéticas del encierro” 2014  una fotografía digital construida en ese mismo espacio por Mauricio Esquivel.

A manera de cierre de mi comentario quisiera decir que escribir sobre arte contemporáneo -como muchas de las cosas que suceden al interior de esta caparazón que protege nuestros pensamientos, sentimientos, entendimientos-, es un acto libre pero sesgado; subsisten fricciones, choques y tensiones que tratan de acomodarse a lo visto, analizado e interiorizado; activan el cuestionamiento y la emocionalidad de la propuesta pero que a veces resultan gestos (im)posibles. 

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