viernes, 13 de diciembre de 2019

TEXTO. Contexto
Rolando Castellón en REUNIÓN

REUNIÓN es un espacio expositivo de arte contemporáneo, como otros lugares que brotan en San José y la periferia ante la necesidad de exponer, en un país donde la cultura oficial cuenta con museos y suficientes metros cuadrados de salas, equipos de trabajo especializado, e infraestructura, pero donde no hay lugar para exhibir. De ahí que haya flujos emergentes privados, como La NOBienal, Museo de Pobre & Trabajador, y este mismo espacio en San Rafael de Escazú, para entablar una reflexión desde la contracultura, en tanto que dentro de esos bordes de la oficialidad se advierte desgaste y un girar en torno a lo mismo. 

TEXTO. Contexto. Rolando Castellón en REUNIÓN. Foto cortesía del artista.

TEXTO. Contexto
Aproximarnos a tener una adecuada lectura y análisis de la obra contemporánea de Rolando Castellón, requiere revisar algunos asuntos centrales a la teoría del arte. Es un trabajo áspero, crítico, nada acomodadizo, más bien nos desajusta, incomoda, subvierte lo que se sabe. Posee el teje y maneje así como comprensión de los signos del abecedario: No son tantos pero compuestos en diversidad de maneras portan al lenguaje inconmensurable.




TEXTO. Contexto. Rolando Castellón en REUNIÓN. Foto cortesía del artista.

Hablando de él, diría que lo considero un maestro como el calígrafo, que va más allá de éstas habilidades o de ser un mero especialista caligráfico, o bien, podría hasta llamar a esas composiciones gráficas suyas, escrituras y “paraescrituras”. Me atrevería también a insinuar que son notaciones descriptivas de verdaderas danzas “butho”, pues al visualizar la concatenación simbólica previo a trazarlas, él se comporta como el maestro Zen, quien colecta en el sitio los impulsos o fuerzas que saben todo de él, que lo definen, y llevará a la tela impregnándola con el texto de su vida. Cada pieza, instalación, meme, caricatura, dibujo, es memoria vívida.

TEXTO. Contexto. Rolando Castellón en REUNIÓN. Foto cortesía del artista.

En cada signo se lee esos encantamientos con la materia, con los (des)dibujos, o código “castelloniano”, el cual se elabora y reelabora a partir de un punto, un nudo, modulación en continuum que como rizoma brota donde nadie lo espera. Los dibujos son un meollo de señas codificadas dentro del sistema que llamamos “texto” u “objeto linguístico”, garantes de unidad visual, capaces de regenerar un contexto o sentido, donde él pone el acento, pero donde el uno es al otro, como el otro será al todo: (Con)texto, objeto, lenguaje, manifestación, (des)armonía; pues en tanto que todo queda perfecto, él lo desacomoda para darse la alternativa de volver, continuar, (des)acomodar en el ejercicio de su práctica artística. 


TEXTO. Contexto. Rolando Castellón en REUNIÓN. Foto cortesía del artista.

Chamán mesoamericano
Castellón sabe usar metalenguajes o construcciones ideogramáticas, como los glifos mayas, o nudos incas que llaman quipus. Son notaciones de un discurso leído por quien es sensible a la materia, al trazo, donde cada línea posee un significado (des)enrredado y que se manifiesta en la nada o en el todo, la (in)comprensión pues si se supiera todo y estuviera resuelto, haría faltar inventar nuevos desafíos que nos reten.



TEXTO. Contexto. Rolando Castellón en REUNIÓN. Foto cortesía del artista.

Semiólogos como Omar Calabrese y Edigio Mucci en Guía a la Semiótica, 1975, ya afirmaban que “el sentido no es ni material ni conceptual, sino simplemente la esencia del objeto”, o en el caso que nos ocupa, del texto. Abrahan Moles, por su cuenta decía que “El objeto (y que llamo objeto textual o lingüístico) es un mediador técnico entre el hombre y el contexto”…, o sea, se habla de un mensaje a través de los objetos, más que de los propios textos.  Aquí encuentra explicación una de sus piezas donde muestra la revista ArtForum, con una ventana desde la cubierta para cada marca de licor, e instala una botella y una copa…




TEXTO. Contexto. Rolando Castellón en REUNIÓN. Foto cortesía del artista.

Hemisferios opuestos
Como comprensión de las infinitas fuerzas opuestas que subsisten entre la nada y el todo, diría que la muestra versa sobre esta lectura: “La bella (i) el bestia” -como lo escribe Rolando, pues aduce la necesidad de concordancia del género-, en una anotación escrita en la pared con su propia letra e impronta. La belleza será instigada por lo feo, a la pureza e inmaculado intentará violar el mal, a la riqueza la sigue la descomposición, la paradoja, el germen de la contradicción. 

TEXTO. Contexto. Rolando Castellón en REUNIÓN. Foto cortesía del artista.

Los perceptólogos y neurólogos hablan de dos hemisferios cerebrales donde los humanos albergamos el forcejeo entre el consciente y el inconsciente, nuestras capacidades e inteligencias, pero en el caso de Castellón él sería un monstruo, con una parte desmedida o agrandada de la cabeza y rostro, por su talento de constructor de lenguajes: ¿Será que la parte creativa agrandará ese hemisferio, y el otro se reducirá, y su rostro se vería deforme?. Ahí es donde gesta ese guerreo entre el dominador y el dominado, y los grandes conflictos de la conciencia, que dilata durante la larga noche en vela, remediando ideas, constituyendo textos y contextos, dibujando en el aire o en la oscuridad.

TEXTO. Contexto. Rolando Castellón en REUNIÓN. Foto cortesía del artista.

Para definir lo que significa verlo trabajar sumido en su práctica cotidiana, me apropio de las palabras del neurocientífico Daniel Goleman, respecto a la idea de flujo creativo, cuando relata lo que le manifestó un músico compositor: “Simplemente me quedo sentado, en un estado de admiración y desconcierto. Y todo fluye por sí mismo”.
Diría que esa es mi percepción de visitar la muestra “TEXTO. Contexto”, en REUNIÓN. Pero me hace falta referirme al punto (.)

TEXTO. Contexto. Rolando Castellón en REUNIÓN. Foto cortesía del artista.

Y con esto cierro esta lectura preliminar
El artista palimpsesto, el inventor de lenguajes, quien cava bajo la superficie y estratificaciones de la cultura, y lo hace con ojo escudriñador, teniendo en la mano el laúd, y en sus labios el oprobio de sus versos, por no llamarlos veneno. Ese es el Castellón que yo conozco, inquieto, lírico, audaz, mordaz, fogoso, crítico, y de humor negro. Hábil manejando armas de doble filo. Punto.


viernes, 29 de noviembre de 2019

CASA MA: Puerta al espacio de género

“Nuestros ojos no pueden parar de parpadear”. Antigua Botica Solera, San José, noviembre de 2019.

Los impulsos de exposición, vinculación, proyección e investigación en arte contemporáneo por parte de agrupaciones o colectivos, alcanzan importantes zonas de autonomía. Entre otros posibilitan desligarse no solo de la oficialidad, sino que y -en tanto acción “liminar”-, miran hacia las periferias, estudios y talleres de artistas incluso no valle-centrados, gestando estética y creatividad desde toda superficie cultural local y del istmo; lo testimonia el libro Red Casa MA 2019. Otro ejemplo reciente del accionar, fue la Décima Bienal de Arte Centroamericana, 2016, al frente de Tamara Díaz-Bringas y un selecto grupo de curadores centroamericanos, la cual tuvo uno de sus epicentros en Puerto Limón, considerando un sensible (des)borde de pensamiento crítico-creativo.

Hannia Durán. Mujeres Artistas. Fotobordado y bordado a mano.

Para las organizadoras Gala Berger, Karla Herencia y Anna Matteucci, Casa MA se cuestiona cómo establecer las perspectivas feministas inspiradas en el análisis de Orientación de Sara Ahmed, que opere en la articulación entre la corporalidad y lo espacial, para -tal y como comenta Berger en el brochure de la muestra-: “incorporar nuevos debates, movimientos y desorientaciones que desafíen el orden geográfico aparente y las direcciones convencionalmente guiadas”. Entiendo, en mi comprensión personal de comentarista de arte, el concepto de (des)orientar como una reingeniería cultural.


Hannia Durán. Fotos cortesía Casa MA.

Boquete liminar
Tratar de definir el término de puerta de acceso para una muestra en artes visuales, me condujo a Patricia Aschieri investigadora de la Universidad de Buenos Aires, quien nos aproxima al término: “Lo liminal o liminar hace referencia a una zona de pasaje, a una puerta de entrada, al origen de una zona de ambigüedad en la que algo deja de ser lo que era, para potencialmente poder transformarse en otra cosa. Convoca lo lindante, lo fronterizo, lo que pareciera continuo pero que no lo es”.  (http://iae.institutos.filo.uba.ar/área-de-investigaciones-en-artes-liminales)

Foto cortesía Casa MA.

La práctica artística es un paso por lo (dis)continuo, subjetivo, incierto, pero poseedor de pulso y desafío, lo hace desde el territorio de los conocimientos y experticia, lo cual conlleva materializar lo que produce. Las artistas expositoras en Casa MA lo saben, y es recordado por sus curadoras para que la obra de arte no pierda esa carga poética tan de naturaleza interior y propia de la mujer artista.

Anel Kenjekeeva. Transcotidiano. Fotografías y video.

Casa Ma 2019, espacios de visibilización
Llegar a un museo interesa en particular a los artistas, pero no siempre esa cultura central se interesa en sus productos (por lo general afirmo que en este país hay muchos museos, pero poco dónde exponer). Hoy, desvinculándose de los intereses oficiales la contra-cultura o no oficialidad ve hacia otras fuerzas fronterizas: personales, privadas y/o de grupos recíprocos y de autogestión. Casa MA, se realizó en una casa de habitación en Tibás, 2018. Pero también evoco los esfuerzos de otros colectivos que buscan centros culturales y/o sitios alternativos para exhibir y gestar cultura, y el sitio aporta en gran medida al discurso propuesto y especificidad mostrada.


Fotos cortesía Casa MA.

La frase de Gala Berger destacada por el proyecto: “porque siempre somos más fuertes cuando trabajamos juntas”, identifica una superficie de inflexión (la sala, galería, museo) para repensar las miradas puestas en el arte, potenciado por las sinergias en un proyecto colaborativo. Y, desde el foco mismo de la curaduría, Karla Herencia acota: “CASA MA-nosotras las artistas visuales- te invita a parpadear para despertar”.

Ivanna Yujimets. Instalación.

Parpadear/Despertar 
Abrir los ojos quizás a nuevas sensibilidades, significa engatillar la mirada hacia otras maneras de exponer y replantearse la práctica artística. En esta segunda edición, las expositoras de la primera versión actuaron como curadoras, invitando a una o más participantes a plantear la propuesta a exhibir. Es una metodología colaborativa -como dije de reingeniería-, en tanto dos voces interactúan conociéndose a sí mismas, revelándose sus modos de asumir el reto, empatía o no. Visualizan esas contingencias que presenta el no saber qué, pero que es asumido: Incertidumbre, pero que es cuando se deja guiar, y ese gesto me recuerda a la novelista italiana contemporánea Susanna Tamaro: “Allá, donde el corazón te lleve”. Esta es una noción de (des)ligue, que implica lo familiar, pero existencial, en tanto modifica la estructura social.

Foto cortesía Casa MA.

Parpadear y despertar conecta las neuronas y deseos de originar y dar ese paso por la superficie desconocida, en tensión con el sentir, que impele el corazón, aunque parezca una noción romántica; pero la vida no ha perdido ese gesto tan humano. Aunque también en la rudeza del lenguaje y los discursos actuales, se advierte mucho de ello, pulsión que motiva nuestra capacidad de sorprendernos ante lo producido, en este caso por los caracteres componentes de lo observado.

Al visitar los espacios de una antigua botica, hoy salas expositivas, nos percatamos además de otras formas de disidencia, para pulsar el interruptor que nos catapulte y empodere, y que haga al espectador parpadear, para refrescar la mirada, fija en obras muy de foco divergente, pero sin dejar de sentir esos jadeos interiores de cada exponente: sus extrañamientos pensantes, deseantes, ávidos de esta cala de miradas. Todas ellas ven hacia sus contextos cercanos, a su propia casa, familia, padre o madre, o son una investigación auto-referencial. Respiran en el mismo jardín cuyos perfumes fueron excitados por ese parpadear aludido por las curadoras en la construcción de la propuesta.

Ivannia Lasso. Asentamiento urbano.


Expositoras y curadoras
Los textos del brochure comparten diversas visiones del arte y personalidad de cada artista o curadora que intrincan con esa producción, y deseo manifiesto. Son activadores emocionales en tanto al leer, despiertan nuestros propios relatos e interpretaciones que necesariamente intentan manifestar.

Victoria Salas, en la planta alta de la botica, expone fotografías de su proceso de maternidad, y es presentada por Elia Arce, quien argumenta: “Los restos de este diálogo visual quedarán en el espacio como una instalación vivida, dejando en evidencia el entonces y el ahora de una complicidad corporal, no verbal, de una artista que decidió ser madre y luchar por el control de su cuerpo”.

                                                              Foto cortesía Casa MA.

Paulina Velásquez presenta a Lucía Madriz, y considera: “En su investigación más reciente convergen los temas de naturaleza y sabiduría ancestral, así como el estereotipo femenino que bajo la etiqueta de bruja ha servido para callar y amedrentar a las mujeres”.

Foto cortesía Casa MA.

Anna Matteucci presentó a Hannia Durán, reflexionando: “… explora diversas temáticas a partir del bordado, un arte culturalmente asociado a los valores tradicionales de lo doméstico, lo femenino, enhebrando en superficies flexibles posibles lecturas del ser mujer”. A su vez se refiere a otra expositora, a Priscilla Méndez, de quien dice: “… remezcla elementos icónicos del mundo de la internet con imágenes de su cuerpo aludiendo con ironía la sexualidad, la inocencia y la violencia, como un ejercicio de autorrepresentación en la era de la virtualidad existencial”.

A Ivanna Yujimets la presenta Etefanny Carvajal: “… incita a reflexionar sobre la relación y el reconocimiento que tenemos con nuestra cotidianidad, con los objetos y elementos comunes, los cuales contienen una carga simbólica”.

Foto cortesía Casa MA.

Andrea Siliézar escribe sobre la obra de Carmen Siliézar: “Es una forma de querer detener el tiempo y recordar un momento en la vida, de esa persona que fuimos en un pasado y que no está más, es despertar ese vestido dormido y volver a ponerlo  frente al espectador para que él mismo cuente su historia”.

Susana Sánchez se aproximó al espacio del transgénero, y en particular a las fotografías de Anel Kenjekeeva, por lo que asume el significado de la relación curatorial ante la situación, refiriendo a una conversación que la artista sostuvo con la psicóloga, docente de la UCR y mujer trans, Rafaela Sánchez: “Hay que tener apertura para ver todas las posibilidades del cuerpo y algo muy importante es no olvidar que no soy yo quien define quien es trans, es la persona trans que se define a sí misma”. Además, Susana se refiere al performance de Camila Trejos Reyes: “Dicha conducta convierte este performance que las Drag hacen en algo mucho más explícito y evidente, permitiendo al espectador cuestionarse si realmente solo existe una forma en la que se debe proyectar y vivir el género establecido por la sociedad”.

Foto cortesía Casa MA.

Para dar el paso a exponer, Ivannia Lasso es presentada por Karla Herencia, quien comenta: “La propuesta exige volver la mirada a espacios violentamente ignorados por su posición de pobreza y falta de los recursos necesarios para una vida digna y segura. Superficies que luchan por permanecer a pesar de la adversidad de su entorno, lo cual habilita un diálogo con los procesos culturales, políticos y ambientales que intervienen en el deterioro y el abandono”. También Herencia es curadora de Károl Rodríguez, de quien distingue un “humor de denuncia”, al cuestionar situaciones sociales que van desde la corrupción política, la violencia e incluso lo ambiental. “Plantea un compromiso hacia, desde y para la sociedad costarricense”.

Alejandra Ramírez es introducida por Verónica Alfaro quien analiza: “Utiliza narrativas que parten de una posible ficción, sin embargo (acá encontramos la trampa), esta nunca se transforma en mentira. En el momento que nos identificamos con estos relatos como cuerpos singulares, esto se vuelve una realidad…” Esta misma curadora presenta la propuesta de Diana Barquero, de quien destaca: “El paisaje, la ruina y la memoria son el punto de partida de Diana. Su trabajo se alimenta de la necesidad de indagar en las posibilidades para documentar aquellos lapsos en los que nuestro entorno se nos muestra frágil, cambiante”.

Foto cortesía Casa MA.

Una reproducción de la pintura de June Beer, presentada por Gala Berger, nos recibe con esta nota en vez de cédula de lo expuesto, reza: “Por razones de público conocimiento, ha sido imposible transportar la pieza de June Beer desde Nicaragua para participar en la exhibición”. Sin embargo, publica su reflexión y análisis del poder del arte de Beer en el contexto centroamericano actual.

A Andrea Bravo la introduce Danny Brenes, quien en un texto poético evoca, sus relaciones intrapersonales, entre ella y su madre ya desaparecida, y dice: “Estas fotos son estas fotos, los collages que componen Qué dicha que nos tenemos, de Andrea Bravo, como un monumento bidimensional de que lo pasajero deja huella y de que lo que nos forma es efímero”. 


Karol Rodríguez. Servicio Servil. Mixta.

Considerando lo producido y expuesto por las curadoras o las artistas expositoras, y -con esto cierro mi comentario-, entramos por otro boquete, intersticio o superficie para la lectura e interpretación de “Nuestros ojos no pueden parar de parpadear”, donde aparecen los significados y con ellos sus dosis de incertidumbre. 

Foto cortesía Casa MA.

El no saber les depara interés, en tanto si desde un principio supiéramos que significan, perderíamos el impulso de recorrer estos espacios de género, inspirados, como aprecian las curadoras, en la condición de (des)orientación, en las salas de la Antigua Botica Solera y anales de un tiempo neutro, que se detiene o por el contrario actúa como un fractal multiplicándose y es puerta para futuros abordajes de Casa MA.


miércoles, 20 de noviembre de 2019

Face/NO/book: Identidades Invadidas

El arte contemporáneo se comporta como agente portador de las miradas puestas en la ciudad, barriadas, ecléctica materialidad y cultura. Los graffitis, impresos, reclamos publicitarios, vallas, mupis, autobuses, señales de tránsito, todo lo adosado a paredes y ventanales de lo edificado, sumando las vivencias humanas ocurridas en su entramado, son un enorme collage colectivo de sumo interés para la sociología del arte, y desafiante abordaje para los creadores visuales. 

Vista parcial de la muestra Face/NO/book: Identidades Invadidas
en Museo de Pobre & Trabajador, Ipís.

Hoy en día se habla de la vestimenta de la urbe actual, y activa una profunda reflexión sobre su existencia la cual es un espejo donde mirarnos inmersos. Al observar el atavismo, es focalizado no la realidad del cuerpo o construido, sino la piel anecdótica que la recubre. Es un doble virtual, arraigado a las redes sociales, pues el real, parece que nos queda corto y buscamos re-direccionar su maquillaje atávico. Es traído a colación, pues, en el pretérito se apreciaba la estructura construida como esencia de la ciudad: lo edificado y que la sostiene; lo preocupante es que hoy nos dejamos influir por las apariencias.

Dibujos de Jorge Bonilla y Roberto Murillo en la muestra Face/NO/book:
 Identidades Invadidas Museo de Pobre & Trabajador, Ipís.

Evocaciones a lo construido
La comparación entre ayer y hoy me estimula evocar la figura de Adriano -emperador romano-, deambulando por su villa en Tivoli, valorando las argamasas de los muros: Tipologías constructivas como el “Opus Reticularon” con el uso de ladrillo y concreto; o el “Opus Caementicium”, mezcla de piedras pequeñas, grava, arena, cal, y agua. También asoman a esta memoria de Villa Adriana, los pavimentos de azulejo en los baños colectivos, cornicería de techos, paredes, salas y habitaciones, y mármoles de los enchapados




Entorno de Museo de Pobre & Trabajador, Ipís y Puras. Fotos LFQ.

A lo que quiero llegar con este ejercicio de yuxtaponer el tiempo, es referirme a la percepción que el habitante tiene en la práctica cotidiana de leer los signos del entorno, sumado a gestos y conductas de quienes la transitan y habitan. En el pasado se contempló la arquitectura, materiales y usabilidad; hoy apreciamos otra piel matizada por la creatividad que impele a subirla a las redes. La realidad actual impulsa a expresarlo al margen: los graffiti, con amplia tipología iconográfica, formas, colores y texturas; además del extensivo uso de tipografías tipofigurativas, que nos relacionan con escrituras muy antiguas.

Vista parcial de la muestra Face/NO/book: Identidades Invadidas
en Museo de Pobre & Trabajador, Ipís.

Redes sociales
El arquetipo y dinámica comunicativa del entorno asemeja a lo que ocurre con redes sociales, y, en particular, Facebook e Instagran, cuando los mensajes se superponen invadidos por nuevas intervenciones u otras páginas que se transparentan al sobreponerse, asumiendo un carácter compositivo muy de la actualidad; una valoración y lectura en profundidad. 

Vista parcial de la muestra Face/NO/book: Identidades Invadidas
en Museo de Pobre & Trabajador, Ipís.

Se trata de un germen ignoto, el cual asimila la lucha por la supervivencia presente, como ejemplo, en la vorágine de la naturaleza, donde son necesarias estrategias ante una cacería constante y agresiva; quien no se sostiene puede sucumbir y dejarse ir en esa dramática deriva de la cultura urbana. En tanto gestos de contradicción histórica, referidos a la muestra, se aprecian en las miradas y rostros de los retratos pintados, dibujados, instalados, fotografiados, modelados, o interpretados en graffitis, persistencia de expresiones de angustia; a pesar de verse ahí retratados.   

Vista de uno de los graffitis fotografiado por Ernesto Pérez para la muestra 
Face/NO/book: Identidades Invadidas en Museo de Pobre & Trabajador, Ipís.

Dicho entramado tecnológico transforma la sociedad, hoy nos mantiene con la mirada clavada en la pantallita del celular. Las caritas o “emotivs”, los retratos individuales o colectivos físicos o conceptuales, los selfies y constantes posteos, son además una pancarta que capta la actual invasión del mercado cuando impera el lenguaje del marketing, lo cual invade nuestra intimidad.

Graffiti fotografiado por LFQ para la muestra.

Graffiti fotografiado por LFQ para la muestra.

Face/NO/book: Identidades Invadidas 
Es un proyecto alternativo y/o experimental en el Museo de Pobre y Trabajador, Ipís de Goicoechea; emerge como un espacio regenerativo de entre el degrado urbano. Será un paisaje en vías de colapso si el habitante no reflexiona sobre la problemática y siembra la semilla de la recuperación en sitios clave. Para esta segunda experiencia, son explorados los retratos filtrados por la invasión de medios de punta, tendientes a formar tribus que también son nuevas formas de colonizaje, en tanto refieren a subproductos del desenfreno consumista, uno de los grandes conflictos modernos, pues conduce a comprar, a gastar, y si no nos vemos reflejados en esos perfiles nos entristece.

Vista parcial de la muestra.

Las plataformas de Facebook e Instagram, son como uno de esos graffitis en alguna de las paredes de las barriadas, sitios públicos, carreteras, parques, y en esa práctica, un artista invade a otro, lo borra, tacha, recrea, reinventa, pero permanecen vestigios de capas anteriores, rastros que poseen enorme interés visual. Para los estudiosos e investigadores sociológicos y culturales, es una especie de contraste necesario para apreciarlo, debemos actuar como palimpsestos, tarea de escarbar en la piel del territorio para descubrir puntos de inflexión.


Jorge Bonilla, "Los Olvidados", 2019. Dibujo en acrílico sobre tela.

Esta muestra es una exploración a las identidades invadidas: A los héroes desconocidos que no alcanzan alguna visibilidad; a los poseedores de nuestros (des)afectos pero que intentamos rescatar del anonimato; son los personajes urbanos que transitan cada día angustiados ante estas tensiones y calamidades, como la precariedad, impactados por el desamor y desesperanza. Estos rasgos son evidentes en los dibujos en acrílico sobre tela en gran formato de Jorge Bonilla, sus “Personajes Olvidados”; o en los trazos en carboncillos sobre papel de Roberto Murillo, que van al fondo de las madrigueras humanas habitadas bajo los puentes, entre los resquicios de los muros y donde no hay paliativo más que dejarse morir.

Roberto Murillo. El color de hormiga no estaba en mi paleta y ahora qué? 2019. 
Dibujo en carboncillo sobre papel.

Roberto Murillo. Siempre en mi mente y no siempre es divertido. 2019
Dibujo en carboncillo sobre papel.

Dibujos en carboncillo sobre papel de Roberto Murillo, 
El hombre que tenía un duende obsesivo adentro. 2019

Apreciar la muestra será un punto de quiebre que nos cortará en el camino para mirarnos a sí mismos, inmensos en esa trama vivencial que alberga el presente, y que demuestra trazos que el habitante deja en las paredes, tapias, puentes, compartidas por Instagran y Facebook, para apropiarse de lo que venga de vuelta: “un Si o un No me gusta”, expresados por los “emotivs”, o lenguaje universal cuya fuerza crece anticipando la decadencia de la escritura, delante del auge de los discursos no verbales. Cuando los habitantes van por las aceras hermetizados en su habitáculo tecnológico de audífonos, capturado por el celular, se va perdiendo la libertad de relacionarse con los demás, y es cuando prevalecen dichos signos sin palabras pero que levantan el ego de la creciente virtualidad.

Collage de graffitis fotografiados por Maurizio Bianchi en Madrid y San José; 
Amit Ganjoo en Yammu y Bombai, India, y LFQ en San José.

Graffitis fotografiados por Ernesto Pérez Ramírez en Ciudad de México, 2019. 


Graffitis urbanos
Tal y como ocurre en la dinámica de las redes, sumado al interés de retratar la situación de la urbe contemporánea, se exhiben capturas fotográficas de graffitis en distintas ciudades del mundo, constata la existencia de complejos lenguajes visuales: Maurizio Bianchi (Italia) comparte imágenes encontrados en Madrid y San José. El aporte de Amity Ganjoo a la muestra testimonia el forcejeo social un conjunto de sensibles documentos de esa piel que recubre muros y puentes en ciudades como Jammu y Mumbai de la India, que además de alegorías de su cultura, aprecian la angustia que pervierte la paz en otras fronteras y continentes. Ernesto Pérez Ramírez expone sus fotografías de graffitis capturados en ciudad de México y San José, trae certeza al interés en determinar el carácter de estas miradas y el lenguaje visual en otras latitudes. 

Intervención de Carlos Roberto Lorenzana, Discurso de un modelo de vida, 2019

Irvin González, Distorsiones visuales. Fografía de graffiti y cableado. 2019.
  
El tema del graffiti constituye un collage desaforado en tanto remite a realidades que no pueden obviarse en una contemplación de la urbe, en tanto son narrativas que ilustran la vida y de ahí emerge el pensamiento crítico del presente. Carlos Roberto Lorenzana expone un dibujo caricaturesco del esqueleto humano, cuya huesera vibra por las ensordecedoras pitoretas y humos benzínicos que impelen a fenecer el hábitat. Jacob Agüero se apropia del lenguaje de los comics y reinventa esos caracteres traviesos de la crítica imaginación, para decirnos que estamos en otra era evolutiva distinta a la modernidad y contemporaneidad, y que nadie se atreve aún a formular su nombre. Por su parte, Irvin González, comparte una esquina del entramado metropolitano, con una fachada pintada con gráficas emparentadas con los graffiti, pero el detalle que agrega interés a esta captura son los cables telefónicos y de tv, ensortijados y colgantes; por ahí es donde fluyen las comunicaciones que nos mantienen conectados, son útiles, pero también nos ponen en vilo esperando el reflujo del sistema.


Carolina Guillermet Articulación de las contradicciones, 2019.
Guache sobre papel para caligrafía

Dentro de otra percepción del paisaje urbano, Carolina Guillermet aborda la ciudad, en tanto que ella se inició pintando casas de una zona de Barrio México, y sus propuestas en acrílico sobre tela son síntesis de esa actividad creativa, cargada de sinestesias sonoro-visuales que reproducen la vida y actividad de esas barriadas periféricas.

Roberto Guerrero. Estudio para una representación de Xochipilli, 
el príncipe azteca de las flores y las mariposas, 2016. Fotografía digital retablada.

Otras miradas invadidas
De Roberto Guerrero se expone un autorretrato, en el cual se trasviste apropiándose de la personalidad de una deidad mexica, “Xochipilli”, divinidad de las flores, mariposas y alegría del vivir, a pesar de las contradicciones tan sensibles en hoy, capta tres retratatos que se invaden uno al otro: el trucado, el de la deidad y el niño interior que todos llevamos. 


José Alberto Hernández. “RIP-Retratos inconclusos policiales”2005-2010
Hojas de Contacto sobre papel fotográfico

José Alberto Hernández va a los registros delincuenciales para mostrarnos caras provenientes de los archivos penales: “Hojas de Contacto RIP-Retratos inconclusos policiales” (2005-2010), son testimonio de la nefasta actividad del hampa, que nos quita algo más que la paz interior al núcleo social y familiar; pero que son una de esas capas de la realidad que se transparenta. No están nada lejos de -y como ya expresé-, de los dibujos de Jorge Bonilla, que son rostros ansiosos y desesperanzados que marcan a algunos caminantes de la urbe, aquellos quienes duermen bajo los puentes, aleros y ángulos de las edificaciones en condición infrahumanas; o de los escarnecedores conflictos de la psique humana, traídos a la sala por Roberto Murillo. 

Ricardo Ávila. Retratos de Autorretratos de grandes maestros del arte, 2013
Pintura acrílico sobre tela.

Zulay Soto. Generación de sueños. S/f. Collage.

Zulay Soto. Con Lennon en el corazón. S/f. Camiseta.


La pintura acrílica “Los grandes maestros de la historia del arte”, de Ricardo Ávila, es un documento para reflexionar sobre el retrato y autorretrato actual y estilos de arte de todos los tiempos; Ávila pinta y reinterpreta obras de cada maestro, imprimiéndoles su genuino carácter naif. En otro ángulo se ubica la propuesta de Zulay Soto, con sus collages de fotografías y recortes al estilo del Pop y el arte de los años setenta, los convierte en autorretrato sumida en una contracultura del tiempo, reflejo no solo de ella como artista crítica, sino al cuestionamiento a la misma sociedad. Y en tanto mirada a lo actual, no podíamos dejar de representar el arte popular y artesanal, con los jícaros grabados con figuras del arte precolombino, de Luis Fernando Gómez, son un retrato que valoriza lo originario.

En la parte superior escultura en resina de Ángel Vapor.

Otto Apuy. Gestos de un performance en Barcelona, 1978.

Flavia Sánchez. Autorretrato capturado de la página de Facebook de la artista, 2019.

En otra área de las paredes de Museo de Pobre y Trabajador abordamos un matiz más contemplativo del territorio del alma, del pensamiento reflexivo pero que son como llevar una piedrita en el zapato. Un retrato relieve en resina “S/T” del escultor Ángel Vapor (USA), el cual contempla la contradicción del vacío. Los gestos son propios de esos estados cuando se intenta expresar las vivencias o confrontaciones entorno-sociedad, en este abordaje se expone un autorretrato de Flavia Sánchez, capturado directamente de su página de FB, con una mueca de incomodidad y criticidad en las relaciones intrapersonales. Además, la fotografía de un performance de 1978 realizado en Barcelona, de Otto Apuy, activa gestos o muecas precisamente en los tiempos liminares del conceptualismo y su acceso al arte costarricense. En este mismo espacio, montamos una pieza quizás lúdica e irónica, pero que subvierte el momento, ”S/T” de Rodolfo Morales, consiste en la tapa de inodoro adosada a la pared, pero al levantarla, devela nuestro propio rostro reflejado en un espejo.

Marcela Araya. Size, 2019. Tres camisetas con fotografía sublimada.

José Rosales, “Nuevas personas 2”, 2019, 
álbum fotográfico, con 40 fotografías instantáneas intervenidas.

Son quizás una isla en ese entramado de contradicciones, pero sin alejarse de tal persistencia de la violencia, cuelgan las tres “tshirt” de Marcela Araya, tituladas “Size”, signo evocador de la estatura, denuncia o provocación del tema femenino imperante y ecos del arte joven. Tampoco podía dejar de reflexionar acerca de los asuntos de la niñez y el peligro que cierne en ellos ante esta sociedad de míseras conductas: hablo de la pieza de José Rosales, “Nuevas personas 2”, 2019, álbum fotográfico, con 40 fotografías instantáneas intervenidas, que exponen la pureza del infante.

Othelo Quirval. Desaparecidos de Ayotzinapa, 2016, 
instalación con retratos en acrílico sobre cartón de empaques de cereal.

Entonces -y con esto cierro el análisis a esta exposición en Museo de Pobre y Trabajador ubicado en Ipís, crítica del sistema de la cultura oficial. Diría que explorar las identidades invadidas con imágenes, memes y otras recurrencias publicadas en redes sociales, se vuelve arqueología bajo la piel urbana, donde encontrar en cada esquina un rasgo influyente en el comentario visual de la situación, cuando a pesar de que se ama y convive, también se agrede, y mirar estas fotografías y obras de arte, expuestas en el espacio contemplativo de un museo también al margen, se vuelven espadas de doble filo.