jueves, 13 de julio de 2017

El Arte de la Letra

El aprendizaje del arte tipográfico requiere -a quienes lo ejerciten-, domino técnico y destrezas, pero sobre todo pensamiento creativo, y en tanto es cultivado desde edades tempranas del aprendiente, aunque la componente de la técnica no esté del todo desarrollada en ellos, será una experiencia en suma enriquecedora. Aclaro que llego a esta conclusión luego de impartir talleres a estudiantes de escuelas universitarias, pero el más reciente, en el Museo de Jade y la Cultura Precolombina -que ofreció un taller de tres sesiones en estas vacaciones escolares de medio período 2017, dirigido a niños y adolescentes-, intentamos cultivar el arte de la letra (lettering), experiencia adecuada a sus edades que oscilaban entre los 10 a los dieciséis años, y digna de comentar.

Carolina Reyes y Mario Cordero, participantes en el taller.
Modelos en dash de signos mayas apreciados en la visita al museo
por parte de Steven Pérez y Andrey Mora.

Otro aspecto importante de comentar es que el taller se realizó en las aulas del museo, teniendo como sustento didáctico la misma misión del museo de apreciar directamente los objetos patrimoniales expuestos y salvaguardados en las salas, como un disco de pizarra con inscripciones de escrituras mayas, así como una considerable iconografía apreciado en esculturas, objetos de jade, cerámica, lítica, joyería y otros tesoros custodiados por una de las tres instituciones museísticas del país que ofrecen colecciones del arte ancestral prehispánico.

Andrey Mora en la práctica creativa

Klinsmann Zúñiga y Ángelo Santana Zúniga 
participaron en el taller creativo

Ejercicios de Klinsmann Zúñiga

Dinámica del taller
Inició con una introducción en la cual se mostró a los participantes las protoescrituras de los períodos prehistórico e imperios agrarios: Egipto, Mesopotamia, Oriente, India, los pueblos musulmanes, pero en especial, las escrituras del alfabeto Maya, las cuales fueron aprendidas realizando modelos en “dash”, que es una especie de cerámica la cual no requiere horneado, y que nos acercaron a las condiciones materiales en que se manifestaron aquellas formas del lenguaje trazadas en tablillas de arcilla y otros soportes como el cuero, la madera, la piedra, el mármol.

Láminas creadas por Mario Cordero y Steven Pérez.

Destaco esta metodología didáctica, en tanto que motivó a los niños a valorar el arte originario regional, conocimiento que para muchos pasa desapercibido, pero que se puede reiniciar cada vez que se visite uno de estos museos capitalinos.

Milton Ávila Campos y Mario Cordero en el trabajo del taller.


Trabajos de Milton Ávila Campos motivados por la visita al museo 
y observación de las escrituras mayas..

No dejamos de dar a conocer aspectos teóricos de las escrituras y del diseño, como conocer las estructuras y trazado (arquitectura) de varias de las letras de los alfabetos occidentales en sus diversas familias tipográficas, pero sobre todo, propusimos crear composiciones tipográficas manejando aspectos de forma y fondo, dando valor a la contraforma de la letra, sirviéndose de pigmentos como acrílicos y tizas pastel para manifestar lo que los niños y jóvenes comprenden es una buena creación tipográfica.
Láminas realizadas por los niños Herrol González y Marisa Araya.

Quizás, repito, podrían elaborarse de mejor manera en sus aspectos técnicos de trazado, pero es fundamental la creatividad y la posibilidad de aprender un lenguaje gráfico que impacte y contribuya a la formación de un futuro artista o diseñador. Los aspectos de la técnica se superan con la práctica cotidiana y llevan tiempo en desarrollarse, no es de la noche a la mañana.

Dibujo de Herrol González.

La tercera sesión se dedicó a crear un alfabeto para lo cual se motivó a los participantes visitar el museo, recorrido en el cual documentar fotográficamente los elementos iconográficos que encontraran más acordes con su intereses y comprensión de lo creativo, para luego regresar al aula a crear un alfabeto, o unas letras cuyo rasgo formal principal derivada de lo apreciado en la visita, y que combinara aquellos registros con la letra actual, de manera que pudiera componer palabras, frases crearan un cartel donde observaran esa intensa relación de la forma con el contenido, tan cercanas a las prácticas creativas actuales.

Lámina creada por la niña Carolina Reyes interpretando signos que asemejan letras.


Qué nos deja la experiencia
Resulta imprescindible tomarse el tiempo necesario para deducir el aprendizaje de la experiencia educativa, realizada en este caso dentro de los aleros de un museo, de una institución cultural que salvaguarda los legados de nuestras manifestaciones artísticas del pasado, pero cuya visita no debe ser pasiva, no se trata solo de ir a ver sino de intentar tener una conclusión acerca del aprendizaje., nuestro y el de cada participante.
Carolina Reyes creó un alfabeto el cual mezcla un motivo observado 
en una vasija trípode con las letras occidentales.

Letras creadas por Marisa Araya integrando motivos apreciados en la cerámica precolombina.

En mi caso de diseñador rescato la experiencia ingeniosa de los niños y jóvenes, su desenfadada actitud al intentar recomponer una estructura capaz de funcionar como un producto gráfico, sea un cartel, un banner, un empaque, un libro, una revista y hacerlo de una manera intuitiva pero sagaz; además, en mucho de este acercamiento a la letra, y por ende al diseño se manifiesta su fogosidad y soltura. Eso nos falta a muchos diseñadores que en la experiencia cotidiana nos perdemos y pareciera que ni siquiera somos conscientes del acto de disfrutar lo creativo. En verdad me sentí en suma motivado, enriquecido, para llegar a hacer la faena en las escuelas donde se aprende diseño en la actualidad, con estudiantes y futuros diseñadores que me parece perdieron en el proceso esa perspicacia del niño y adolescente, quizás por estar presionados por los rigores académicos, el método y la visión que persiguen en sus proyectos para poder competir. Fueron tan solo nueve horas de taller, sin embargo, pienso que la motivación perdurará en esos niños y niñas, marcándolos, con el valor que se debe dar a nuestra herencia cultural ancestral, para la conquista de nuevos territorios para nuestras expresiones visuales.


Láminas con signos que asemejan letras creadas por los niños 
Ángelo Santana y Klinsmann Zúñiga en la dinámica del taller realizado 
entre el 10 y 12 de Julio en las aulas del Museo del Jade y la Cultura Precolombina.

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