miércoles, 23 de diciembre de 2015

Índigo de Héctor Burke en DES-PACIO

El vocablo índigo, tanto como la imagen introspectiva del artista Héctor Burke dentro de las expresiones contemporáneas de la plástica costarricense, quien recién exhibió en galería DES-PACIO, me acompañó paso a paso al apreciar esta muestra, activándome a reflexionar sobre la noción de un tiempo y sensibilidad lapilazulí, como la circunferencia añil del poeta zen, que al mirarla hunde en la noche en vela del Héctor poeta, en el trabajo mañanero del Héctor grafista, del trazo grueso y nervioso del Héctor dibujante vespertino, o del Héctor pintor de tierras ocres, pardas y rojizas como la sangre reseca del recuerdo.


Héctor Burke, Índigo, galería DES-PACIO

Lo expuesto en esta oportunidad fueron retratos y autorretratos de diversos momentos: de aquel joven que una vez anduvo por las aulas de Bellas Artes anudando memorias como si fueran vuelo de mariposa; absorto en un pensamiento del (im)perfecto vacío mientras se embebía de la tinta de un café; o con un poema saltarín brincando aquí o allá, entre caballetes, mesas, o entre el reseco jardín de la escuela en una memoria escurridiza como la vida misma.

Héctor Burke, Índigo, galería DES-PACIO

Esos trazos fogosos, intranquilos, briosos del joven Burke, del hombre hoy en plena madurez, del filósofo del mañana, disertan también de lo perceptivo y sensorial; un tacto a flor de piel, una visualidad subjetiva como paisaje oriental, un aroma a hiervas tras la lluvia caída, el canto del prado, del cerro, o la montaña atrás. Si lo comparo con los trazos del expositor de la sala contigua “Ilusiones” de Ricardo Chacón, Héctor es más bien anguloso, con diversidad de timbres que van desde la sonoridad del bajo continuo, de ritmo simple, a la agudeza y luminosidad de las féminas que lo visitan, y que él capta en una poesía visual dedicada al temporal, o al sujeto que bien podríamos ser todos.


Héctor Burke, Índigo, galería DES-PACIO

Me encantó la luz que se vivencia ahora en la sala, por ese ventanal el cual baña de claridad cada cuadro, y que desborda el paisaje urbano entrante en el espacio de la galería; acentúa quizás el carbón de aquellos glifos esgrafiados sobre papel craft, o los trazos de esas síntesis de identidades dibujadas con astucia y sencillez primigenia, o aquellos pastosos tratamientos de la pintura, experiencia de hacer arte intrincando con el humor, la crítica y una narrativa sugestiva, traviesa y a veces incógnita.


Héctor Burke, Índigo, galería DES-PACIO

Esta visita a la muestra de dos voces en distinto registro -uno grave como el quijongo (el de Burke), y otro agudo como el silbido de la ocarina (el de Ricardo Chacón)-, motivó detenimiento, revisión, cuestionamiento, pero también certeza. Buen arte para celebrar un fin de año –me dije, emocionado-, y un 2015 activísimo de discursos visuales, artísticos, poéticos que esperamos en el 2016 vuelvan a ser nuestro deleite.



viernes, 18 de diciembre de 2015

Montserrat Mesalles: En el Umbral del Desecho

La artista Montserrat Mesalles exhibe la muestra En el Umbral del Desecho, Intervenciones Útiles, desde el pasado 15 de diciembre 2015 y hasta el 15 de enero 2016, en el Museo Calderón Guardia, barrio Escalante, San José. Se trata de una mirada de tolerancia hacia un entorno que nos intimida a colectar todos esos objetos de la industria del pasado -del universo de la mecanización-, que al ser desinstalado quedaron en el olvido o son destinados al reciclado en forma de chatarra la cual va a la refundición. Digo “intimida” para no decir obliga, pues nadie, si no el artista o el diseñador, sabe qué hacer de manera sensible y sobretodo sostenible con todo ese arsenal que ya cumplió su vida útil.

Montserrat Mesalles. Superhéroe, 2015. Ensamblaje, desecho industrial. 283 x 172 x 154 cms

Montserrat Mesalles. Minion, 2015. Ensamblaje, desecho industrial. 55 x 39 x 39 cms.

La artista demuestra su talento de reinvención, los recupera y algunos pasan a ser obras de arte, donde ensaya desde un contenido de crítica social, o les carga de un sentido lúdico, poético, vivencial. Otros en cambio son reclamados por la función y en adelante serán asiento, mesa, perchero, librero. Con ello asume una posición de defensa del ambiente, de limpiar de basura visual y de agentes contaminantes al hábitat; pero sobre todo, la propuesta motiva una reflexión en la cual nos pregunta ¿qué hacemos nosotros los seres humanos sumidos entre el basural de carcazas y tuberías, tiznes de hollín, aceites cargados y otras suciedades?, que, al pasar al taller de la artista son limpiados, implicados por su pensamiento creativo, crítico, y quien nos exige su recuperación dentro de una poética que tiene de arte, diseño, tanto como de responsabilidad ambiental.

Montserrat Mesalles. Marge-tica, 2015. Ensamblaje, desecho industrial. 212 x 45 x 45 cms

Montserrat Mesalles. El beso, 2015. Ensamblaje, desecho industrial.

La mirada de Mesalles es hábil en distinguir estas nuevas posibilidades de dichos objetos y juega con la contradicción de lo objetivo/subjetivo: donde una mesa advierte una noción objetiva, en tanto todos sabemos para qué funciona, la misma forma del tablero y cuatro patas nos lleva a deducir su uso y usabilidad. Pero una mesa que parezca barco, o un asiento que sugiera ser algo así como una pareja de enamorados dándose un beso, nos ubica en el insondable territorio de la subjetividad, el cual es de mayor interés para el arte de nuestros días en tanto abre las puertas a lo creativo e imaginativo, que solo la artista sabe descifrar o cargarle de nuevos atuendos o contenidos de innovación.
Montserrat Mesalles. Composición en rojo, amarillo, azul y naranja, 2015. Ensamblaje, desecho industrial. 90 x136 x 60 cms. Foto cortesía de la artista.
Montserrat Mesalles. Intentando llegar a la meta definida, 2015. Ensamblaje, desecho industrial. 110 x 80 x 149 cms. Foto cortesía de la artista.
Montserrat Mesalles. Tronco, 2015. Ensamblaje, desecho industrial. 60 143 x 51 cms. 
Foto cortesía de la artista.

En un artículo titulado Recuperar yreinventar que publiqué en mi blog de la revista española de arquitectura y diseño Experimenta Magazine, a propósito de su muestra en Klaus Steinmetz Contemporary, Escazú, noviembre 2013, comenté: La humanidad arriba a una encrucijada tal, que clama por saber qué hacer con tantos componentes de su cultura material, cuando abundan los productos nuevos y los ya en desuso, viejas fábricas abandonaron sus equipos por obsoletos delante de lo digital y de última generación tecnológica. Debemos saber qué hacer con todo ese arsenal que fenece en bodegas, basureros o cementerios, donde incluso, es necesario llegar con actitud de “arqueólogo industrial” a recomponer un tiempo olvidado, perdido quizás en los anales del cine o de la fotografía que un día nos relató sobre el emporio forjado por la Revolución Industrial desde finales del siglo diecinueve. Hoy en día hay que sacarle provecho a todo esos vestigios y reinventar nuevos usos.
Montserrat Mesalles. Instalación con desechos industriales. Medidas variables.
Público presente en la muestra.

Con esta muestra en el Museo Calderón Guardia de la capital, Montserrat Mesalles culmina su investigación académica que le permitió optar por la Licenciatura en Artes Plásticas de la Universidad de Costa Rica, y lo hace de manera contundente, por la temática abordada y los escritos que fundamentan el trabajo expuesto, en tanto ella sabe escuchar, en un diálogo interior, la voz de esos objetos conversando con su íntimo geniecillo, aquel que habita su psiquis o su corazón, y desde luego exterioriza dejando ver las huellas de esos combates interiores que le llevaron a sazonar su sueño, o como ella misma dijo al concluir la exposición del proyecto dirigido por el escultor nacional Herbert Zamora: “lo que me hace feliz no es haber obtenido un cartón (el título), sino la experiencia de haber sacado a flote esos objetos que hoy están en la exposición.”



jueves, 10 de diciembre de 2015

Ricardo Chacón: “ilusiones” en DES-PACIO

Dos voces en distinto registro: la de un joven caminando por los liminares de su carrera, y la de un artista maduro y experimentado, sin embargo, son lenguajes cercanos. Hablo de la muestra de Ricardo Chacón, y la de Héctor Burke –que comentaré por aparte-, quienes exhiben en las salas paralelas de DES-PACIO, a partir del 2 y hasta el 19 de diciembre 2015.


Para Ricardo Chacón, lo que le interesa del vocablo “ilusión”, titulo de su muestra, es justamente el significado dado por el diccionario: Concepto, imagen o representación sin verdadera realidad, sugeridos por la imaginación o causados por el engaño de los sentidos. En tanto esta definición habla de “no realidad”, me ancla la alternativa de especular sobre lo visto y tratar de asimilarlo, o sea, que puedo negociar en libertad con él la interpretación de la muestra.



Chacón nos habla de la “esencia líquida” de un signo grueso, cargado de abundante energía que fluye activado por el deseo, por aquello que se extraña, y empuja a ser sí mismos. Como inicié con la definición en la cual él cree define su obra -la cual me compartió en un correo-, me sirvo de la idea “representación sin verdadera realidad”, al decir que observo signos serpenteantes que reptan sobre las carnosidades y piel del paisaje del cuerpo.


 Luego, acota la cita del diccionario, “sugeridos por la imaginación”, entonces me anclo con la expresión de sensualidad al límite apreciada en esos dibujos-pinturas de buen formato, técnica y factura. 


Ricardo Chacón al lado de una de sus obras, foto LFQ.

Observo la mayor excitación contenida en un trazo, sinuoso, curva y contra-curva, que implica el espacio, que toca los bordes; energía acentuada por el color, tenue, como para no desencadenar lo azaroso de ese signo tan de naturaleza magmática.


Trazos que bajan como el algoritmo de un fractal desde la cúspide, la boca del volcán, los labios de la montaña, o el esfínter del mundo. Va reinventándose a la deriva del sin saber asumiendo su dosis de contingencias. A veces sugiere ser rostro, cabeza, esfinge, pero también pechos como ramo de uvas jugosas, y con esto finalizo la cita del significado de lo ilusorio: “al ser sugeridos por el engaño de los sentidos”, pienso que no deja de ser comisura entre el adentro y el afuera, del útero de mundo, de la gran oquedad de la caverna. Pero también pueden ser párpados que abren o dilatan para contener la mirada, lo que veo y me ve, en esos procesos de la sensorialidad y del ilusionismo que tanto engancha al joven Chacón.

Crédito de las fotos: por cortesía de Ricardo Chacón y de DES-PACIO.




Pilar Moreno: Naitafón en el MADC

Naitafón es la muestra de la artista Pilar Moreno inaugurada el pasado 20 de noviembre 2015 y que permanecerá abierta hasta febrero de 2016, en el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo (MADC), en salas 3 y 4; exhibición de pinturas, collages, dibujos, ilustraciones, video y acción del público, curada por María José Chavarría, y contó con el apoyo del Centro Cultural de España en Costa Rica.

Pilar Moreno. Naitafón, 2015. Foto cortesía del MADC, crédito Nicole Alpízar.

Acercarse a lo expuesto
Como se lee en un comunicado de prensa divulgado por el MADC, se trata de un “collage de identidad y construcciones sociales y políticas”, que avistan hacia la territorialidad urbana de Panamá, capital de la vecina República de Panamá, donde reside esta artista española; de ahí proviene el título de la propuesta: “night of fun”, frase muy utilizada en ese país cuando se experimenta una noche de diversión. Al intentar comprender las intenciones de lo exhibido, me permití colectar primero algunos anclajes, percepciones que marcaron paso a paso el andamiaje para mi propia interpretación, lo que advierto y se vuelve activador para comprender la propuesta.


Pilar Moreno. Naitafón, 2015. Foto cortesía del MADC, crédito Nicole Alpízar.


Drama del día a día
El cotidiano es un teatro –pensé desde el inicio-, dentro del cual pervive lo (in)congruente, donde asumimos roles que van de lo absurdo a una realidad donde nadie se vale por sí mismo, en esta sociedad todos nos necesitamos uno del otro, como la ciudad misma es un espacio de máxima intensidad humana. En ese juego de antagonismos, reflexioné acerca del sitio donde cuecen nuestras identidades, lo femenino y discursos de género, de mayorías y minorías; subimos a esos escenarios para descubrirnos, para reinterpretar, reinventar y visualizarnos bajo esas caretas histriónicas que disertan con sus gestos y lenguaje definido para impactarnos y sumarnos a los cuestionamientos que enmarca esta artista. Para mi libre interpretación de lo visto, la idea de la muestra es de “paso”, de coyuntura a atravesar, de guerreo existencial para dilucidar significados ante lo experimentado en dicho tránsito tan particular. Pienso que más que “una noche divertida” implica pelea, cuadrilátero, arena.


Pilar Moreno. Naitafón, 2015. Foto cortesía del MADC, crédito Nicole Alpízar.

Calidad y cantidad de vivencias
Al deambular por las salas del MADC retornaba a mi conciencia la misma percepción: La vida es un collage tridimensional de situaciones que a veces sostienen largas transiciones donde nos miramos inmersos dentro de esa visión anecdótica, al interno del texto de dicha narrativa, pero en otras se tensan drásticamente como pasar del blanco al negro. Nos dejamos engullir por esos escenarios para la reflexión del significado de dicho estado del conocimiento de sí mismos, que enmarcamos para no olvidar, cada vez que revisemos esa retrospectiva vivencial.


Pilar Moreno. Naitafón, 2015. Foto cortesía del MADC, crédito Nicole Alpízar.

 Me detuve a observar una y otra vez esos collages tan imaginativos, a advertir su dosis de humor pero a la vez fuerte carga crítica. De pronto probé abordar un carruaje para recorrer la urbe por zonas de auge y decoro, de rascacielos y autopistas, pero también otras deplorables y confusas por tanta sordidez en el paso de lo inmediato. Lo he dicho siempre, la noción espacio temporal actual es en suma porosa, se funden reminiscencias del ayer con las vivencias del presente y el futuro pisa nuestros talones de manera aligerada. Todo es inmediato como visiones desenfrenadas y furtivas. ¡Es un teatro!, la existencia es un teatro -me repetí insistentemente-, donde las escenografías mutan en estridentes y ruidosas, a espejos donde nos miramos portadores de esas caretas; así es el día a día, me dije ensimismado, la noche a noche en un tiempo sin tiempo donde se fijan fronteras imprecisas. ¡Solo el arte nos posibilita entablar estos discursos!


Pilar Moreno. Naitafón, 2015. Foto cortesía del MADC, crédito Dominique Ratton.

Afectaciones de lo incierto
Al desplazarnos en el espacio del museo, advertí un cúmulo de murmuraciones cercanas al oído, provenientes de cada una de las piezas exhibidas en la penumbra de las salas, de sus personajes individuos mudos o ruidosos, de sus entornos basureros o jardines los cuales emergen entre las resonancias y visualidad de la urbe contemporánea, una como Panamá, la cual crece afanosamente sobre el horizonte, tal vez esperanzador como el árbol del guayacán al cual le dedica uno de esos collages, o –siguiendo el juego de oposiciones-, diría que descorazonado.


Pilar Moreno. Naitafón, 2015. Foto cortesía del MADC, crédito Dominique Ratton.

Para concluir diría que eso es lo que me encanta del arte contemporáneo: el desafío inminente que nos antepone, la lucha que promete el deseo de descifrar sus enigmas al entrar a las salas desguarnecidos y de inmediato proponerse a enfrentar al ignoto adversario, para emerger airosos, sabiendo cómo adelantar sus posibles movidas en el ajedrez del cotidiano. Si espero que lo visto me lo diga todo, saldré igual que como entré sin darme la oportunidad de especular el sentido de lo visto en mi propia indagación. Así es la dramaturgia de la existencia, el collage delirio del vivir actual.