jueves, 10 de diciembre de 2015

Pilar Moreno: Naitafón en el MADC

Naitafón es la muestra de la artista Pilar Moreno inaugurada el pasado 20 de noviembre 2015 y que permanecerá abierta hasta febrero de 2016, en el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo (MADC), en salas 3 y 4; exhibición de pinturas, collages, dibujos, ilustraciones, video y acción del público, curada por María José Chavarría, y contó con el apoyo del Centro Cultural de España en Costa Rica.

Pilar Moreno. Naitafón, 2015. Foto cortesía del MADC, crédito Nicole Alpízar.

Acercarse a lo expuesto
Como se lee en un comunicado de prensa divulgado por el MADC, se trata de un “collage de identidad y construcciones sociales y políticas”, que avistan hacia la territorialidad urbana de Panamá, capital de la vecina República de Panamá, donde reside esta artista española; de ahí proviene el título de la propuesta: “night of fun”, frase muy utilizada en ese país cuando se experimenta una noche de diversión. Al intentar comprender las intenciones de lo exhibido, me permití colectar primero algunos anclajes, percepciones que marcaron paso a paso el andamiaje para mi propia interpretación, lo que advierto y se vuelve activador para comprender la propuesta.


Pilar Moreno. Naitafón, 2015. Foto cortesía del MADC, crédito Nicole Alpízar.


Drama del día a día
El cotidiano es un teatro –pensé desde el inicio-, dentro del cual pervive lo (in)congruente, donde asumimos roles que van de lo absurdo a una realidad donde nadie se vale por sí mismo, en esta sociedad todos nos necesitamos uno del otro, como la ciudad misma es un espacio de máxima intensidad humana. En ese juego de antagonismos, reflexioné acerca del sitio donde cuecen nuestras identidades, lo femenino y discursos de género, de mayorías y minorías; subimos a esos escenarios para descubrirnos, para reinterpretar, reinventar y visualizarnos bajo esas caretas histriónicas que disertan con sus gestos y lenguaje definido para impactarnos y sumarnos a los cuestionamientos que enmarca esta artista. Para mi libre interpretación de lo visto, la idea de la muestra es de “paso”, de coyuntura a atravesar, de guerreo existencial para dilucidar significados ante lo experimentado en dicho tránsito tan particular. Pienso que más que “una noche divertida” implica pelea, cuadrilátero, arena.


Pilar Moreno. Naitafón, 2015. Foto cortesía del MADC, crédito Nicole Alpízar.

Calidad y cantidad de vivencias
Al deambular por las salas del MADC retornaba a mi conciencia la misma percepción: La vida es un collage tridimensional de situaciones que a veces sostienen largas transiciones donde nos miramos inmersos dentro de esa visión anecdótica, al interno del texto de dicha narrativa, pero en otras se tensan drásticamente como pasar del blanco al negro. Nos dejamos engullir por esos escenarios para la reflexión del significado de dicho estado del conocimiento de sí mismos, que enmarcamos para no olvidar, cada vez que revisemos esa retrospectiva vivencial.


Pilar Moreno. Naitafón, 2015. Foto cortesía del MADC, crédito Nicole Alpízar.

 Me detuve a observar una y otra vez esos collages tan imaginativos, a advertir su dosis de humor pero a la vez fuerte carga crítica. De pronto probé abordar un carruaje para recorrer la urbe por zonas de auge y decoro, de rascacielos y autopistas, pero también otras deplorables y confusas por tanta sordidez en el paso de lo inmediato. Lo he dicho siempre, la noción espacio temporal actual es en suma porosa, se funden reminiscencias del ayer con las vivencias del presente y el futuro pisa nuestros talones de manera aligerada. Todo es inmediato como visiones desenfrenadas y furtivas. ¡Es un teatro!, la existencia es un teatro -me repetí insistentemente-, donde las escenografías mutan en estridentes y ruidosas, a espejos donde nos miramos portadores de esas caretas; así es el día a día, me dije ensimismado, la noche a noche en un tiempo sin tiempo donde se fijan fronteras imprecisas. ¡Solo el arte nos posibilita entablar estos discursos!


Pilar Moreno. Naitafón, 2015. Foto cortesía del MADC, crédito Dominique Ratton.

Afectaciones de lo incierto
Al desplazarnos en el espacio del museo, advertí un cúmulo de murmuraciones cercanas al oído, provenientes de cada una de las piezas exhibidas en la penumbra de las salas, de sus personajes individuos mudos o ruidosos, de sus entornos basureros o jardines los cuales emergen entre las resonancias y visualidad de la urbe contemporánea, una como Panamá, la cual crece afanosamente sobre el horizonte, tal vez esperanzador como el árbol del guayacán al cual le dedica uno de esos collages, o –siguiendo el juego de oposiciones-, diría que descorazonado.


Pilar Moreno. Naitafón, 2015. Foto cortesía del MADC, crédito Dominique Ratton.

Para concluir diría que eso es lo que me encanta del arte contemporáneo: el desafío inminente que nos antepone, la lucha que promete el deseo de descifrar sus enigmas al entrar a las salas desguarnecidos y de inmediato proponerse a enfrentar al ignoto adversario, para emerger airosos, sabiendo cómo adelantar sus posibles movidas en el ajedrez del cotidiano. Si espero que lo visto me lo diga todo, saldré igual que como entré sin darme la oportunidad de especular el sentido de lo visto en mi propia indagación. Así es la dramaturgia de la existencia, el collage delirio del vivir actual.





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