domingo, 13 de octubre de 2019

“Estudio para emular la agonía”

Muestra de Jonatham Torres en El Tanque, MADC, setiembre-noviembre 2019, curada por Daniel Soto.

Una de las grandes críticas a la sociedad mediada por la tecnología e industria de punta, ahora en crisis por el (in)escalable valor del vivir actual, factura que se vuelve impagable para las mayorías, es inventar un modelo de vida complejo y que detona en la sociedad, modificando conductas, pero, al aprender a interactuar dentro de esa trama de confort y alcanzar la estatura social que promete, nos elevaron el costo quedando desguarnecidos. Quedamos al garete, sin saber qué hacer, doliéndonos de la estocada ponzoñosa en el vientre provocada por la bestia de la incertidumbre y el mercado global, y sin conocer el camino de regreso o cómo dar el salto al vacío y hacia lo desconocido, esperando encontrarnos en esos abismos de las posibilidades otro “paraíso tecnológico”, donde tener una solución económica y ambientalmente factible.

Jonatham Torres en El Tanque, MADC, 
setiembre-noviembre 2019, foto cortesía del MADC.

En estos últimos años, la invención y fabricación de aparatos electrónicos, que elevaron dicha “calidad” del ambiente y vivencialidad del humano dentro del habitáculo ideado por los tecnólogos, implicó la basura de objetos y materiales que nadie sabe que hacer con éstos, terminan lanzándolos a ríos y orillas de carreteras aumentando la nociva contaminación y zozobra. Pero, no es solo eso, visto que en el país no se fabrican esos instrumentos y herramientas de domesticación, que nos hace a su antojo, y que son importados, representan una gruesa factura de divisas que se debe pagar a esos países fabricantes. O sea, son, en otras palabras, objetos de dominación.

Cuando paso frente a esos enormes almacenes y veo “container” repletos de cajas de computadores, celulares, tabletas, pantallas, y otros mecanismos como dije, los cuales nos domestican, pienso en su importación y en los dólares que debe producir el país para saldar a los detentores del poder. Esta misma percepción tuve al visitar la muestra de Jonathan Torres en El Tanque del MADC, estar metido en ese cilindro renegrido por el hierro, bombardeó a todas mis neuronas para intentar (des)calzar la horma que me impone y hace: convertirme en consumidor y andar por las vías de la urbe cabizbajos, leyendo la pantallita del celular, pero sin mirar sensible a mi alrededor, evadiendo la realidad, solo es estar conectado con el mundo.

Jonatham Torres en El Tanque, MADC, 
setiembre-noviembre 2019, foto cortesía del MADC.

Luego de reflexionar sobre lo visto, pienso que esa intensa experticia y creatividad humana podría aplicar para gestar soluciones viables dentro de ese foco de lo tecnológico. Estar en la propuesta del El Tanque, me pareció meterme en el laboratorio de un estudioso de la biónica o la biomimética, diseñando sistemas artificiales que se mueven e impresionan, para configurar y producir ambientes mediados en un mundo que, no tiene por qué quedarse ahí, solo en lo estético-crítico. El gran paso sería dar el salto definitivo para sostener la vida de esta sociedad embargada por el germen de la paradoja y, como dije, la incertidumbre.

Jonatham Torres en El Tanque, MADC, 
setiembre-noviembre 2019, foto cortesía del MADC.

Quisiera afirmar que me seducen esos prototipos tan bien articulados, apropiadamente resueltos respecto al uso de materiales y una tecnología que le permite a un escultor o a un diseñador industrial ingresar en la cultura de una nueva “ecología” para el planeta, de bichos sin vida pero que se mueven. Estos objetos motivan a entrar en una contemplación, por sus cortes, ensambles, articulaciones y acción, una contemplación activa que me permita hacer y proponer, no solo criticar. El autor usa la tecnología de impresión, el termo-formado, el corte laser, y la inventiva para generar esas esculturas de un ambiente ficticio que le es útil para emular la vida, pero también, y tal y como lo expresa el título de la muestra: Agonía, ante una sociedad que fenece en la medida que el planeta está enfermo, envenenado por los contaminantes que el humano produce y las medicinas agroindustriales que aplica. 

Jonatham Torres en El Tanque, MADC, 
setiembre-noviembre 2019, foto cortesía del MADC.

Me impresionó ese cúmulo de tierra, en un contenedor acrílico colgante, dentro del cual se mueve un bicho y una luz que media el ambiente, pareciera deplorable, pero que nos reafirma que sí somos capacez de crear esa ficción, por qué no pensar en objetos, drónes, robots, que ayuden al agricultor a eliminar malezas, y rosear líquidos orgánicos, no químicos, para paliar los males de esa misma naturaleza, para que tengamos un producto agrícola mejor, mas sano. 

Jonatham Torres en El Tanque, MADC, 
setiembre-noviembre 2019, foto cortesía del MADC.

Evoco proyectos que elaboran este carácter de arte, que sus “bichitos”, puedan subir a postes a arreglar tendidos eléctricos. Drónes minúsculos que pueden sustituir a insectos voladores con la función de mejorar, de quitar larvas y otras agresores de la agricultura. Leía en internet un articulo de la universidad de Washington titulado “Insectos robots con energía láser, el ejercito invisible del futuro”, acerca de drónes de un pequeño tamaño, y afirma: “incluso microscópico que permita que un grupo de “nanobots” pueda ser inyectado dentro de un cuerpo humano como persigue la Nanotecnología”.

Jonatham Torres en El Tanque, MADC, 
setiembre-noviembre 2019, foto cortesía del MADC.

El nuevo proyecto del tanque, de alguna manera me evoca la muestra “Phi Lotus” de Ángel Lara, Sala 2 del MADC, Marzo 2016, cuando lo referí a un proyecto concreto: “… que esos módulos tendrían la actitud de limpiar las aguas, como ocurre con los interesantes ensambles robóticos del mexicano Gilberto Esparza quien crea esos bichos bio-electrónicos llamados “plantas nómadas” a partir de piezas recicladas de la electrónica, que encuentran en las aguas turbias y en el proceso biotecnológico de limpieza, la energía válida para moverse y deslumbrarnos con su capacidad creativa e innovación en el arte cuando se alía con la ciencia”.
(https://luisfernandoquiros.wordpress.com/2016/03/11/angel-lara-modulo-phi-o-lotus/)

Jonatham Torres en El Tanque, MADC, 
setiembre-noviembre 2019, foto cortesía del MADC.

Para concluir con este acercamiento a “Estudio para emular la agonía” de Jonatham Torres en El Tanque (MADC), mi crítica acota que él, el escultor, dé un paso adelantado y utilice su creatividad para (des)domesticarnos y elevar la estima propia de un humano tan agredido por la crisis y carencia de valores, para que al visitar el museo emerjamos esperanzados en estar a la altura, cuando la tecnología nos pone al alcance, y el arte participe de un proyecto futuro y funcional, incrementando el goce de esos modelos pero también el disfrute de su función simbólica que palie la ingobernabilidad e incapacidad del Estado de impactar la no-economía imperante y que nos tiene deambulando con la mirada clavada en la pantalla del celular.


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