miércoles, 15 de agosto de 2018

Observar la pintura de Jacobo Agüero

Nos requiere una disposición emocional bastante singular: jugar con él, ser -en tanto espectador- contraparte en un partido doble donde se va y se viene, quita y pone, colorea y descolora, deja a los chorretes de pintura correr aquí o allá, se tacha con empastes, o configurando varias capas que hasta pudiera sugerir que se movieran, transparentaran, traslaparan, en una lectura libre, pero en profundidad, tal y como procede hoy con la lectura del microship, y esa densidad mediática en el universo de la electrónica y la computación.

Jacobo Agüero. Pintura acrílico sobre tela.
Jacobo Agüero. Pintura acrílico sobre tela.

Cuando aprecio sus pinturas, me viene en mente uno de sus principales referentes: el gran Joaquín Rodríguez del Paso, con aquel gesto travieso y transgresor, pero siempre de mirada crítica. Luego siento al alemán Gerhard Richter, con aquellas veladuras o empastes que bajan o suben, o mueven de izquierda a derecha y viceversa, siempre en tensión de un continuum que asemeja la vida actual, tan cargada de vicisitudes y contingencias.

Jacobo Agüero. Pintura acrílico sobre tela.
Jacobo Agüero. Pintura acrílico sobre tela.

Por ahí, en otro escrito afirmé, que mucha de la pintura que se produce en la actualidad, es hecha por pintores que no investigan, ni experimentan nada, ni leen, ni debaten, solo pintan por una actitud de copia de los maestros que forjaron el arte del paisaje en Costa Rica, sin llegar a la escuela Nacionalistas de la primera parte del siglo XX, ni al intenso hervor en el arte de los cincuenta y sesenta de este siglo; se quedan de camino, barados según fórmulas de éxito como la que condujo la maestra Margarita Bertheau, su discípulo Fabio Herrera, u otros que alentaron a interpretar la luminosidad valle-cental, o la costera, y que fueron muy buenos. Pero a estos que critico, no les llegó o no les quedó nada de aquella factura, calidad y trascendencia para la historia de la pintura costarricense.

Jacobo Agüero. Pintura acrílico sobre tela.
Jacobo Agüero. Pintura acrílico sobre tela.

Seguir -en cambio- a Jacobo Agüero, en sus redes sociales, en sus muestras, como la que acaba de finalizar en la Sala Marco Aurelio Aguilar del Colegio Universitario de Cartago (CUC), julio de 2018, recompensa, pues él no se queda dandole vuelta a lo mismo, se reinventa en cada cuadro, tampoco se repite, lo único que redobla es esa dosis de fogosa energía puesta en la obra, su imaginario de símbolos y simbologías e inventiva tan propia de un lenguaje orgánico, sensual, travieso, muy actual, el de la misma tecnología, el de la misma vida cuando nos dejamos conquistar por la seducción y tácticas del mercado.

Jacobo Agüero. Serie Urbano Transitable. 100 x 100 cms. Pintura acrílico sobre tela.


Sin embargo, siento que a Jacob Agüero no se le dan merecidas oportunidades, por su labor de investigación y de experimentar todo lo posible en arte, para que se le abran otras y nuevas puertas a su intensa creatividad, manejo de la técnica, y un lenguaje como dije “juguetón”, pero cual cuartada clava la estocada creativa y nos consume agresivamente a deleitarnos con su intensa creatividad en su pintura.

No hay comentarios:

Publicar un comentario